Hace poco conocí una sencilla y novedosa estrategia en una estación de servicio Terpel en Santander.
Los isleros, popularmente llamados bomberos, desarrollaron un servicio para atender a los conductores de camiones que llegan a cargar combustible; es un proceso que puede demorar, en promedio, una hora.
Diseñaron un espacio cómodo para que durante ese tiempo los conductores puedan descansar y comprar jugos y pasabocas.
La elemental iniciativa tuvo un impacto muy positivo: aumentó la venta de gasolina en un 10% y generó mayor compromiso de los isleros, pues ellos reciben los ingresos de la venta de los jugos.
Esta solución es un ejemplo de intraemprendimiento, una acción mediante la cual se motiva a los empleados a desarrollar ideas innovadoras para producir valor a través de nuevos productos o servicios, para lanzar nuevas unidades de negocios o desarrollar procesos más eficientes y diferenciadores.
Puede ser un proceso simple; sin embargo, lo que generalmente ocurre en muchas organizaciones es que no aprovechan el potencial creativo de sus empleados. Muchos pueden tener a un James en la nómina y no saberlo, y lo que argumentan es que no tienen tiempo para buscarlos.
Por eso, es común que se pierdan talentos con capacidad de desarrollar proyectos de innovación que llevan a las empresas de un océano rojo a uno azul.
El emprendimiento es una alternativa de trabajo, incluso, un estilo de vida. Se relaciona con crear una empresa o un negocio a partir de una idea y mantener su crecimiento de manera sostenible.
Puede que muchos intentos sean fallidos, pero es vital perder el miedo a emprender, rescatar el talento escondido y lanzarse al intraemprendimiento.
Así que es hora de buscar, aprovechar y abonar nuestro talento.
*Director de Innovandes, Universidad de los Andes