Hay varias razones por las que se admiran a los líderes de una organización: su visión, conocimientos y audacia para los negocios, por ejemplo. Pero los líderes que inspiran, tienen características muy particulares que tienen que ver más con su esencia como seres humanos.
Existen seis características comunes:
• Conectan con su gente, los conocen como personas, como seres humanos y a la inversa también. Se dan a conocer de manera personal, no solo desde su rol en la organización. Recordemos que conectamos con otros por lo que somos, no por lo que hacemos.
• Actúan impulsados por valores. Los resultados (calidad, productividad, metas), son producto de una base sólida en la que se fomentan confianza y sentimientos que impulsan los resultados. El líder valora los resultados, pero también la forma en que estos se logran.
• Hacen crecer a su gente, delegan y son tolerantes a los errores. Los colaboradores valoran que sus líderes que les deleguen y los dejen equivocarse, en lugar de que su jefe asuma su trabajo por temor a los errores.
• Son congruentes entre lo que se dice y lo que se hace.
• Actúan con humildad. Aceptan sus errores y entienden que no tienen todas las respuestas; se rodean de gente diferente que los complementan y generan nuevas formas de pensar.
• Saben cuándo hacerse grandes y cuando pequeños: Grande para defender a su equipo, para apoyarlo. Pequeño para dejar que su equipo brille cuando hay logros y éxitos.
El resultado es que generan lealtad, compromiso y resultados excelentes como consecuencia. Pero más aún, sus conductas influyen en los integrantes de sus equipos. Hay que recordar que los equipos son el reflejo del líder.
Es importante reflexionar si como líder estoy dirigiendo o inspirando. Si no es así, busque un mentor, aprenda de él, promueva intercambio de buenas prácticas y, finalmente, recuerde que todos los días se aprende.