En un mundo de negocios globalizados, con crecientes alianzas estratégicas público-privadas y entre empresas, los gerentes se enfrentan al manejo de equipos que no están bajo su mando directo y que son diversos en términos de industrias, culturas y geografías.
La gerencia colaborativa se enfoca en la entrega de resultados óptimos, que van más allá de las fronteras funcionales, organizacionales o geográficas.
Este estilo gerencial selecciona equipos de acuerdo con sus fortalezas y sin importar que estén en una misma organización, para contribuir con un objetivo común. Utiliza técnicas gerenciales que se enfocan en crear relaciones con propósito entre colaboradores, fortaleciendo así la comunicación y cooperación en las cadenas de valor.
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El éxito de la teoría colaborativa está basada en la premisa de que, combinando las fortalezas de los gerentes, se logra optimizar los resultados. Sin embargo, estos gerentes deben caracterizarse por el deseo de asumir riesgos, tener una excelente capacidad de escucha, apasionarse por la causa, ser optimistas y capaces de compartir conocimiento, poder y crédito.
Cuando las gerencias colaborativas son transculturales utilizan la capacidad de desarrollar redes, como el más importante componente para lograr realizar un proyecto. Estos líderes se enfocan también en manejar procesos, minimizando las dificultades que pueden surgir cuando un socio opera de una manera diferente que el otro. Aprender las técnicas y metodologías de la gerencia colaborativa los lleva a identificar las fortalezas de cada gerente involucrado en el proceso para incrementar la eficiencia de la oferta en general, fortalecer la red y evitar eslabones débiles en la cadena.
Esta gerencia realza el sentido del trabajo en equipo a su máxima expresión.
Busca incrementar la responsabilidad, la eficiencia y coordinación, de equipos autónomos que se caracterizan por su diversidad pero que comparten un propósito común.