Hizo del mar su lugar de trabajo, y de una tabla de surf su mejor compañía.
María del Mar no es surfista profesional, pero su pasión por el mar la motivó a hacer del surf su vida.
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Sus estudios en turismo, además, le permitieron ver más allá de un deporte internacional, y le sirvieron de parámetro para pensar en grande.
Hace 13 años fundó Del Mar Surf Camp, una escuela de surf con sede en playa Hermosa, en el Pacífico Central del país.
“Me di cuenta de la cantidad de mujeres que querían aprender el deporte, y ese fue entonces nuestro público meta por seis años”, recordó con orgullo.
El sueño debía ir más allá. La necesidad de diferenciarse de una competencia casi que hundida en la informalidad fue su objetivo.
Debió darle forma al negocio bajo la figura de una empresa de turismo receptivo. Así podría optar por estándares de legalidad y sostenibilidad.
Todo debía seguir girando entorno al surf; no se podía permitir otra experiencia.
El resultado: se convirtió en la primera escuela de surf en el país que cuenta con Declaratoria Turística y Certificado de Sostenibilidad Turística respaldada por el Instituto Costarricense de Turismo (ICT).
“Quería que la gente y las agencias de turismo tuvieran la tranquilidad de que estaban contratando a una empresa formal”, sostuvo la también madre de dos niñas.
De forma paralela, se puso como regla el dotar a los instructores involucrados en el aprendizaje de cursos de primeros auxilios, de rescate acuático y hasta en el idioma inglés.
Corrientes de éxito
Entonces, llegó el momento de buscar nuevas corrientes. Esta vez fue el turno de Nosara, Guanacaste.
Alfaro se asoció con un hotel de la zona y a la fecha suma un año de haber arrancado la operación de su segundo campamento de surf.
La alianza le permite ofrecer una operación integral, donde la práctica del deporte se conjuga con sesiones de yoga y pilates.
Al mismo tiempo, y aun saboreando los aires de la pampa, el negocio ya toca puertas en el extranjero.
Para octubre del presente año, y también con aliados, María del Mar se alista para dar sus primeros entrenamientos en Nicaragua.
Entre los dos negocios, Del Mar Surf Camp da empleo a más de 20 instructores de las zonas en modo freelance y cuenta con dos empleados de planta.
Será hasta que la industria del surf se desarrolle de forma organizada a nivel nacional y cumpla con estándares mínimos como cualquier turismo de aventura, cuando Alfaro asegura que su trabajo habrá valido la pena.
Mientras, seguirá tomando las olas y tocando la vida de quienes eligen su empresa.
En detalle
Edad: 37
Empresa: Del Mar Surf Camp
Cargo o profesión: Turismo con énfasis en Adm. hotelera