Un tipo de cambio despegado del límite inferior de la banda cambiaria entreabre la puerta para que el país ingrese en un esquema de flotación administrada, un estadio al que pretende ingresar desde hace siete años.
El valor del dólar en el mercado mayorista Monex se despegó de los ¢500 en diciembre del 2013.
Desde entonces, ha mantenido una tendencia alcista que lo ha llevado a valores máximos en cuatro años.
Pese al tipo de cambio flotante, la puerta hacia la flotación administrada está solo entreabierta. La principal cuña que la mantiene así es un escenario político en el cual el país se enrumba hacia una segunda ronda electoral inédita.
Rodrigo Bolaños, actual presidente del Banco Central de Costa Rica (BCCR), manifestó hace 12 meses que el momento para eliminar las bandas estaría, en gran parte, determinado por la reducción de los estímulos monetarios en Estados Unidos, algo que ya está ocurriendo.
¿Cuál de estos factores puede pesar más en la balanza del Central? Es difícil de definir.
“Los dos pesan. Lo político porque es una decisión de gran impacto sobre toda la economía. Lo técnico tiene más que ver con la preocupación que del BCCR con la sanidad del sistema financiero, y de todos los deudores”, comentó Luis Mesalles, economista de Ecoanálisis.
Economistas como Eduardo Lizano afirman que el momento es propicio para quitar las bandas, pero otros, como Jorge Guardia, más bien dicen que ya estamos en un esquema de flotación.
¿Momento propicio?
Aunque son varios los elementos mencionados por los economistas como necesarios para poder adoptar con éxito un mecanismo de flotación administrada, uno de los pendientes más grandes era que el tipo de cambio se despegara de los límites de la banda.
Durante los años de vigencia de las bandas, que operan desde el 17 de octubre del 2006, el valor del dólar se ha ubicado la mayor parte del tiempo cerca del piso, fijado en ¢500 desde julio del 2008.
Los periodos de excepción se han presentado entre mediados de 2008 y finales de 2009, cuando el colón se devaluó en los albores de la crisis económica mundial y la escalada actual que ha impulsado el tipo de cambio a ¢563,78 el jueves anterior.
“El techo de la banda no está jugando un papel importante en este momento. Con una depreciación del colón entre 10% y 12% el tipo de cambio también se despega del piso. Me parece que es un momento en que se podría ir a una flotación administrada”, aseguró Eduardo Lizano, expresidente del Banco Central.
La flotación del tipo de cambio entre la bandas es necesario para que los participantes del mercado y los agentes económicos se familiaricen con el riesgo cambiario y pierdan el temor a un sistema de mayor flexibilidad.
En Costa Rica, existe un importante grado de dolarización de facto en la economía. Un 50% de todos los fondos prestados por los bancos están en dólares, según datos a noviembre del 2013 de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef).
De igual manera, parte importante de los ahorros están guardados en dólares, una moneda tradicionalmente percibida como más fuerte que la nacional.
Así, las fluctuaciones en el tipo de cambio significan pérdidas o ganancias para mucha gente.
“Para ir perdiendo ese miedo debemos ir experimentando lo que significa que el tipo de cambio pueda subir o bajar. Solo tirándose a la piscina se pierde el miedo a flotar”, comentó Mesalles.
Por más o menos aprehensión que genere la idea de la flotación, esta ya se manifiesta en el mercado para algunos economistas.
Durante las últimas semanas, el Banco Central especificó algunos aspectos de sus reglas de intervención en Monex y las ventas de dólares en sus intervenciones se han intensificado.
En las últimas dos semanas, la autoridad monetaria ha vendido cerca de $210 millones para contener lo que califica de “volatilidad excesiva” en el tipo de cambio, sin indicar cuáles parámetros utiliza para catalogar una fluctuación como excesiva.
“Ya estamos, de hecho, en la flotación administrada. La distancia entre las bandas es tan amplia que el tipo de cambio se mueve conforme a oferta y demanda; y es administrada porque el BCCR interviene más o menos ‘subjetivamente’ para tratar de controlar variaciones ‘violentas’, aspecto que no ha logrado”, estimó Jorge Guardia, expresidente del Banco Central.
De política y otros pendientes
Aunque el tipo de cambio esté flotando, el momento político que vive el país parece anclar el modelo cambiario a las bandas.
El anuncio del candidato oficialista Johnny Araya de cesar sus actividades electorales, le allana el camino a Luis Guillermo Solís, candidato opositor, para que asuma la presidencia el próximo 8 de mayo.
Aunque en el escenario actual es de esperar que Solís profundice su propuesta económica, lo planteado hasta el momento es que mantendría las bandas.
“Hay que esperar al cambio de Gobierno. Sin embargo, debemos transitar lo más pronto posible hacia la flotación administrada”, aseguró William Calvo, exdirector de la División Económica del BCCR.
La determinación política no es lo único que está pendiente, a juicio de los economistas, para poder pasar a un sistema más flexible. Las finanzas públicas están lejos de gozar de buena salud, pues las estimaciones oficiales apuntan a un déficit del 6% de la producción este año si no se realizan reformas estructurales.
Además, el financiamiento internacional del faltante en el erario público (eurobonos) vendrá a distorsionar el mercado cambiario como lo hizo durante el 2013.
Economistas como Luis Loría reclaman una mayor transparencia en el funcionamiento del mercado mayorista, y especialmente de las actuaciones del Central.
“Lo que hay ahora es flotación arbitraria. El BCCR debe dejar de ocultar información y esto incluye de manera muy especial la publicación de reglas de intervención”, puntualizó.