La deuda en dólares que pertenece a personas o empresas que ganan en colones, y la cartera total de los créditos en esta moneda, crecen menos en este 2017.
No obstante, si se analiza el tema por la cantidad de operaciones, los no generadores tienen casi la totalidad.
La mayor volatilidad en el precio del dólar observada este año, y las medidas implementadas por la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) para restringir la entrega de préstamos en moneda extranjera, explican ese comportamiento.
Sin embargo, el mensaje tranquilizador del Banco Central de Costa Rica (BCCR), de que mantendrá el tipo de cambio en un nivel de equilibrio mediante la utilización de sus reservas, deja clara su intención de evitar fuertes fluctuaciones en el tipo de cambio a toda costa.
Esto, más bien, podría reducir las preocupaciones de solicitantes de crédito sobre el riesgo de adquirir una deuda en dólares.
Desde hace muchos años, una gran porción de los costarricenses ha encontrado incentivos para preferir las deudas en dólares, por encima de los colones.
Esto ha llevado a que el 41% del saldo total de la cartera de crédito del sistema financiero nacional esté en moneda extranjera, según datos proporcionados por la Sugef.
El 70,4% del saldo principal de la deuda en dólares (¢8,2 billones) corresponde precisamente a aquellos deudores no generadores de dólares, que están expuestos al riesgo cambiario.
Esas personas reciben su salario en colones y deben atender un riesgo, que significa que su capacidad de pago de su cuota mensual puede verse comprometida por un aumento en las tasas de interés y un incremento en el precio del dólar.
Aunque se trata de una porción muy alta, la cifra es siete puntos porcentuales menor que un año atrás. .
Destaca que el número varía cuando, en vez de analizar el saldo de la deuda, se estudia la cantidad de créditos en dólares que son adquiridos por no generadores.
En este caso, el 98% de las operaciones corresponden a personas o empresas no generadoras de divisas y esta cifra se mantuvo casi constante en el último año.
Según Mariano Camacho, gerente de crédito de Banco Lafise, esto puede significar que existe una porción de no generadores que cambió sus deudas de dólares a colones, que tienen saldos más grandes, pero no representan un grueso importante cuando se analiza por operaciones.
Esto sucede porque los grandes deudores son empresas que tienen deudas a un relativo corto plazo (6 meses o similares), lo que facilita el cambio de moneda.
Esto contrasta con las personas que adquieren préstamos de vivienda o vehículo a plazos mucho más largos, añadió.
Algunos bancos como el Banco Nacional, el Banco de Costa Rica (BCR), Lafise y Scotiabank, admiten que han recibido solicitudes o consultas para trasladar créditos de dólares a colones, tanto de personas físicas como jurídicas.
Aunque no se trata de una oleada de peticiones, sí es un número de operaciones mayor al usual, y obedece al comportamiento al alza del tipo de cambio, explicó Bernardo Alfaro, subgerente general de Riesgo y Crédito del Banco Nacional.
Un trámite como este requiere del pago de honorarios de notario e impuestos, así como la inscripción de nuevas garantías, lo que en ocasiones pesa en la decisión del deudor para cambiar o no de moneda.Entre tanto, el dinamismo del saldo de los créditos en dólares también ha dado un giro.
Esta cartera crece a un ritmo de dos dígitos (11%), pero en abril de 2016 era tres puntos porcentuales más alta.
En abril de 2017, el saldo de los créditos en dólares a manos de no generados prácticamente no creció, mientras un año atrás había repuntado 16%.
Por su lado, los créditos en colones mantienen un repunte muy similar (un punto porcentual más) al visto hace un año, según cifras de Sugef.
En estos resultados, además de las volatilidades del tipo de cambio, también entran en juego los cambios impulsados por la Sugef a finales del año pasado en torno a la calificación de deudores.
Las novedades están incorporadas en la normativa Sugef 1-05, Reglamento para la Calificación de Deudores , publicada a mediados de diciembre del año pasado.
Entre las modificaciones más importantes está la creación de un “castigo” para desestimular la entrega de créditos en dólares, por parte de las entidades financieras.
Entre ellas, la solicitud de mayores estimaciones (que reducen las utilidades) y de suficiencia patrimonial (que limita la posibilidad de expansión del activo productivo), dijo Renán Murillo, director comercial del Banco de Costa Rica (BCR).
De acuerdo con la normativa antes mencionada, cuando una entidad financiera otorga un crédito en dólares a quien gana en colones, debe registrar un gasto o reserva adicional de 1,5% del saldo concedido.
“Eso implica un costo adicional que incrementa la tasa de interés y hace menos atractivo tomar el crédito”, dijo Alfaro, del Banco Nacional.
Según el titular de la Sugef, Javier Cascante, el menor dinamismo de los créditos en dólares en no generadores se debe a reformas aplicadas desde 2013.
Presiones del tipo de cambio
¿Por qué a un deudor, no generador de divisas, le debe preocupar el riesgo cambiario?
De entrada, su cuota mensual dependerá de las tasas de interés, pero también del precio que deba pagar para pasar sus ingresos de colones a dólares, y así poder cancelar su deuda.
Supongamos que la cuota del crédito es de $400. A inicio de este 2017, este cliente pagaba ¢224.440 según el tipo de cambio de referencia.
Sin embargo, si el 25 de mayo pasado tuvo que cancelar esa deuda, el monto subió casi ¢15.000, luego de que el colón se depreciara 6,66%. Si la depreciación hubiese alcanzado el 10%, la mensualidad habría subido unos ¢23.600.
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Este es precisamente el riesgo al que están expuestos lo deudores en divisas que reciben su salario en colones y el que ha intentado reducir la Sugef mediante una normativa más restrictiva, aunque esto se traduzca en un menor dinamismo del crédito.
Asimismo el Banco Central también ha expuesto su preocupación sobre la alta dolarización del crédito y la exposición al riesgo cambiario.
En este 2017, las presiones al alza del precio del dólar han sido evidentes y, a pesar de las medidas adoptadas por el Central, todavía no se han desvanecido.
Los inversionistas previeron que el tipo de cambio iba a subir y compraron más dólares, lo que empujó el tipo de cambio.
Este incremento se vio motivado por una serie de señales.
Por un lado, la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos está a las puertas de un nuevo ajuste de tasas (analistas internacionales esperan dos alzas este año), las materias primas siguen con presiones al alza y el premio por invertir en colones es bajo.
Luego del pico del precio de referencia de venta del dólar el 25 de mayo (cuando llegó a ¢595), el tipo de cambio bajó unos escalones.
Esa caída se dio luego de que la autoridad monetaria anunciara la activación de las intervenciones interdía y además dispuso de $1.000 millones para estabilizar la divisa (de lo cuales ya ha utilizado más de $200 millones).
Sin embargo, al 8 de junio, el colón mantenía una depreciación de 4,9% en el tipo de cambio promedio del Mercado de Monedas Extranjeras (Monex).
Esas presiones se mantienen, el mercado sigue demandando dólares y el Banco Central continúa con la venta de divisas para estabilizarlo.
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Así, al 8 de junio, acumuló $595,8 millones en operaciones de estabilización del tipo de cambio.
Además de la intervención, el Banco Central aplicó las medidas que tenía a la mano para “normalizar” el precio del dólar y acelerar la trasmisión de la Tasa de Política Monetaria (TPM).
El 7 de junio, subió la TPM por cuarta ocasión en el año y la ubicó en 4,50%, casi tres puntos porcentuales más respecto a enero.
Además, anunció un paquete de medidas para restarle fuerza al Monex y mejorar la trasmisión de las tasas.
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Los cambios son la aprobación de la nueva metodología del tipo de cambio de referencia del Monex, la reactivación de la plataforma Central Directo, la implementación de subastas diarias previo a que abra el Monex y el anunció que pronto recibirá a una misión del Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) para obtener un refuerzo en las reservas.
Estas medidas podrían impactar al alza las tasas de interés en colones, pero también tranquilizar a los deudores en moneda extranjera, que esperarían la estabilización del precio del dólar.
***Esta nota fue modificada posterior a su publicación.