Las empresas están encontrando menos incentivos para endeudarse y por eso el crédito corporativo se está desacelerando al igual que lo hace la actividad económica del país.
El ritmo de crecimiento de los préstamos que entregó el Sistema Financiero Nacional (SFN) al sector privado empresarial decreció casi nueve puntos porcentuales en el 2017, respecto al año previo.
Así lo muestran las cifras, con corte a octubre, que reportaron los intermediarios a la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) y que fueron analizadas por EF.
El saldo de la cartera corporativa llegó a ¢6,6 billones, tras un crecimiento de 3,4% en el último año. La cifra está muy lejos del 12,2% que registró a octubre de 2016.
Ese menor dinamismo se observó en los préstamos en colones y dólares, así como a la banca privada y la pública.
¿Qué explica este menor ritmo de crecimiento? La desaceleración en la economía afectó la demanda de crédito y esto se agudizó con el comportamiento de los macroprecios (inflación, tasas de interés y tipo de cambio).
La actividad económica cumplió once meses de desaceleración en octubre pasado, con un dinamismo de apenas 2,3%, prácticamente la mitad de lo que crecía un año atrás.
Además, la subida de tasas de interés en colones y en dólares, la volatilidad que presentó el dólar a mediados del año pasado, así como el creciente déficit fiscal, impidieron que las empresas encontraran algún estímulo para pensar que era un buen momento para endeudarse.
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Asimismo, la desaceleración del crédito es un escenario esperado cuando se acerca un año electoral, puesto que los empresarios deciden postergar sus planes de crecimiento.
El Índice de Confianza de los Empresarios de la Universidad de Costa Rica mostró, en setiembre anterior, que 82,5% de las firmas no pensaba realizar nuevas inversiones en el último trimestre del año, debido a que ya habían ejecutado algunas y estaban cautelosos por el periodo preelectoral.
En ese sentido, es difícil pensar que la cartera corporativa de las entidades financieras crecerá más en 2018.
Al menos no lo haría durante el primer semestre del año, por las dudas que genera un cambio de Gobierno. En la segunda mitad del año, las empresas actuarán según las políticas que aplique la nueva administración, lo que por ahora es incierto.
Además, todo dicta que la subida de tasas de interés seguirá mientras el déficit fiscal sigue sin solucionarse.
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Desaceleración en la banca
Más que un escenario aislado, la desaceleración del crédito empresarial permeó en los grupos financieros que dominan el financiamiento del sector.
Tanto la banca privada como la estatal percibieron un golpe en su cartera corporativa el año pasado, con un crédito que redujo su dinamismo en ocho y diez puntos porcentuales, respectivamente.
Esto quiere decir que sí registraron un repunte en sus carteras, pero mucho menor al visto un año atrás.
Entre tanto, las cooperativas, financieras y mutuales crecieron de forma muy similar al año previo, sin embargo solo acaparan el 5% de los préstamos corporativos del mercado.
Mientras, la banca privada maneja el 47% y la pública el 48% del total.
Adicionalmente, la desaceleración llegó tanto a créditos en colones como en dólares.
En específico, las deudas en colones se vieron golpeadas por los incrementos de la Tasa de Política Monetaria (TPM).
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El efecto de traspaso de la TPM a las tasas activas (las que paga el público por sus créditos) en colones tardaba varios meses, pero con la activación de la plataforma de Central Directo se aceleró el proceso y, por tanto, las tasas subieron más rápido.
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El déficit fiscal del Gobierno también genera presión por la capatación de recursos y, por lo tanto, provoca que el Ministerior Hacienda eleve sus tasas de interés para buscar fondeo.
Por otra parte, los rendimientos en dólares también subieron. La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) incrementó sus tasas a lo largo del año y esto impacta las tasas de los préstamos que están ligados al indicador de referencia estadounidense.
También golpea a las grandes corporaciones que obtienen financiamiento del exterior.
No se puede olvidar la sacudida que tuvo el tipo de cambio a mediados del año pasado, cuando el indicador llegó a ¢595 y asustó a los deudores sobre la volatilidad que puede mostrar el precio del dólar. Esto también minó el apetito por el crédito en esa moneda.
Banca privada impulsó pymes
Si se analiza la cartera de crédito corporativo por tamaño de empresa se observa que las grandes empresas aumentaron más el saldo de créditos que posee en el SFN, tanto en términos porcentuales como absolutos.
Le siguen la mediana empresa y, en último lugar, el micro y pequeño negocio. Estas últimas mostraron un crecimiento nulo respecto al año previo.
Cabe aclarar que este análisis excluye los datos de banca para el desarrollo.
Al cruzar las variables moneda, entidad financiera y el tipo de empresa, es posible conocer el detalle de qué impactó negativamente los resultados de la cartera corporativa.
Los bancos privados enfocaron su estrategia en dólares en las grandes empresas, mientras en colones apostaron por las pymes.
Entre estas entidades, el saldo de la deuda corporativa en dólares redujo su crecimiento en todos los tipos de empresas, pero dentro de esos resultados, las grandes empresas reportaron el mayor crecimiento (en términos absolutos).
El año previo, el ritmo más alto llegó en préstamos otorgados a los negocios medianos.
En contraparte, en colones, la cartera de la banca privada también creció menos pero por el ritmo de los créditos a grandes empresas. El saldo de las micro, pequeñas y medianas empresa sí subió más.
Entidades como BAC Credomatic han virado sus estrategias a este sector.
Javier Barnes, gerente de Crédito de BAC Credomatic, explicó que el banco ha observado un crecimiento importante basado en nuestras estrategias de colocación y atención de las necesidades de clientes en general y han tenido un incremento importante en la cartera de pymes alineado a la estrategia de colocación en dicho sector.
La banca pública, por su lado, registró un crecimiento mayor en las grandes empresas, tanto en moneda extranjera como local.
En dólares, la cartera dirigida a las medianas empresas se contrajo 32%, y aunque las compañías más pequeñas y las más grandes registraron un leve incremento, no fue suficiente.
A octubre de 2017, los préstamos corporativo en moneda extranjera de la banca estatal aumentaron solo 1,75% (11% un año atrás).
En colones, el crédito a las empresas grandes sí registró un mayor dinamismo respecto al año anterior.
Sin embargo, el resultado final de la cartera empresarial en colones no es positiva, por la contracción del saldo dirigido a pymes.
Entre tanto, la cautela de los empresarios determinará cuándo será momento de que el crecimiento de los préstamos corporativos se reactiven.
Por ahora, el panorama es un tanto sombrío y los mismos bancos espera que el 2018 concluya con resultados muy similares a los vistos en 2017.
Juan Manuel Jiménez, gerente de Crédito Empresarial de Promérica, indicó que va a depender del comportamiento de las variables económicas y las decisiones a implementar, pero que todo apunta a que el dinamismo se mantenga limitado.
Es posible que la demanda se reactive durante el segundo semestre del año en curso, pero esto dependerá del comportamiento de las variables económicas y las decisiones que implemente el nuevo Gobierno.
“No se puede asegurar en este momento si el crédito se va a dinamizar en 2018, ya que en parte ello también depende de las decisiones que adopten las nuevas autoridades”, aseguró Gabriel Alpízar, director corporativo de Finanzas del Banco de Costa Rica (BCR).