Costa Rica suma otro revés a su reputación crediticia ante el mercado internacional. En esta ocasión provino de la firma J.P. Morgan que al realizar una actualización y nuevo balance de su Índice global y diversificado de mercados emergentes (Embigd) movió el criterio sobre Costa Rica de neutral a uno de menor peso (underweight).
Esa opinión significa que la posición de riesgo recomendada para los bonos o activos del país estarán por abajo del índice principal o promedio dentro de un plazo mayor a los tres meses.
Existe un criterio adicional, el que corresponde a los activos de mayor peso, y que advierte que el desempeño de las emisiones será por encima del promedio (overweight).
La opinión de J.P. Morgan para hacer este movimiento estuvo centrada en el deterioro fiscal que sufre Costa Rica y argumenta que este ha sido sostenido y que existen pocas posibilidades de que esa tendencia se revierta. Además, dice el documento, el déficit fiscal sigue creciendo e incluso mostró un aumento durante el primer trimestre del 2015.
La firma explica que aunque existe consenso en detener lo que denomina como "hemorragia fiscal", la falta de control del partido de Gobierno sobre la Asamblea Legislativa y la oposición para hacer reformas hacen que no se vislumbre una solución en el corto plazo. Adicionalmente y como una complicación a las condiciones señala que el crecimiento económico es el más bajo en los últimos cinco años y está por abajo del porcentaje de crecimiento potencial del 4,3% señalado por el Fondo Monetario Internacional.
Costa Rica ingresó al Embigd cuando realizó la primera emisión de los nuevos eurobonos a finales del 2012. Parte de los requisitos establecidos J.P. Morgan es que los bonos deben ser en emisiones superiores a los $500 millones y ser de países denominados emergentes.
En setiembre del 2014 Costa Rica recibió su primer revés cuando la agencia calificadora Moody's retiró el grado de inversión a la deuda soberana. Posteriormente, a principios de este año, Fitch Rantings cambió su perspectiva del país al pasarla de estable a negativa.
Todos estos cambios se han dado bajo el mismo argumento. El déficit fiscal y la falta de soluciones son las principales amenazas para la economía costarricense.