El oxígeno del Banco Crédito Agrícola de Cartago (Bancrédito) se agota y, conforme avanza el tiempo, está más obligado a encontrar una salida a su situación financiera.
La entidad debe evaluar al menos seis vías de acción que involucran, en cualquier circunstancia, un cambio de dirección.
Las primeras dos medidas son la fusión, alianza o recibir apoyo financiero de otro banco público y la ayuda financiera del Gobierno, pero dependen del riesgo que estén dispuestos a asumir sus posibles aliados.
El resto de salvavidas dependen de su gestión, ya que están enfocados en una serie de transformaciones internas para aumentar sus ingresos y estrujar sus gastos.
El Banco sufre una avería financiera que lo llevó a una reducción de 81% en sus ganancias el año pasado y a arrojar pérdidas en el primer mes de este 2017.
Sin embargo, extraoficialmente, EF conoce que este lunes 20 de febrero el Gobierno anunciaría una acuerdo con un banco estatal que permitiría a Bancrédito elevar sus utilidades en este mes de febrero.
Este arreglo llevaría aparejado un plan de reestructuración de la entidad.
Un limitado menú
La primera acción a valorar es la fusión con otra entidad bancaria estatal y es ahí en donde entraría la participación del Banco de Costa Rica (BCR) y el Banco Nacional de Costa Rica (BNCR).
Sin embargo, esta medida requeriría de una ley.
El BCR otorgó cierto apoyo financiero a Bancrédito con el fin de mantener estables sus indicadores, pero, el gerente, Mario Barrenechea, afirmó que sería la última ocasión.
Por su lado, el Banco Nacional explicó a EF que “siempre ha estado en la mejor disposición de colaborar con Bancrédito, con el cual se mantienen una excelente relación comercial, y lo hará siempre, dentro sus posibilidades financieras y legales”.
Se le consultó qué tipo de ayuda estaría dispuesto a brindarle, pero no respondió.
La segunda carta que eventualmente podría utilizar Bancrédito es el apoyo financiero del Gobierno, sin embargo, el Ejecutivo admite que valora otras opciones.
Mariano Segura, comisionado del Consejo Presidencial Económico, dijo que el apoyo financiero puede constituirse en una de las alternativas que se están analizando, pero existen otras vías previas para financiar el proceso de transformación de la entidad.
Se exploran opciones que le permitan al banco mejorar sus indicadores de eficiencia y generar mayores ingresos, al ser de interés principal del Gobierno estabilizar la situación financiera de la institución, añadió Segura.
Cada semana se reúne un grupo de apoyo, incluido el Banco Central y otras dependencias, con los directivos de la institución, para analizar las vulnerabilidades actuales y fijar el curso a seguir en el futuro.
“Las acciones que tomará la Junta Directiva del Bancrédito en los próximos meses estarán focalizadas en mejorar la eficiencia de la institución y concentrar el negocio en la generación de ingresos provenientes de una banca diferenciada en el mercado doméstico”, explicó Segura.
La tercera carta que puede utilizar el banco está en línea con el aumento de sus ingresos. La entidad está focalizada en potenciar sectores como pymes y tarjetas de crédito.
La potencialización del crédito dirigido a pymes con buenas garantías, una mayor fuerza en el negocio tarjetero, así como en crédito de consumo con buenas garantías y los préstamos de vivienda para clase media están incluidos en los cambios por aplicar para generar más utilidades, explicó el exgerente del BCR, Carlos Fernández.
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El cuarto plan de acción está ligado con la optimización de gastos operativos y administrativos.
Gerardo Porras, gerente de Bancrédito, había explicado a EF su intención de bajar el costo de la planilla, aunque eso no significa solo despedir personal.
De 2014 a 2016, el banco pasó de 829 a 769 empleados. En ese periodo, los gastos de personal bajaron casi 3%, sin embargo, continúan erosionando las cifras pues representan el 68% del total de gastos administrativos.
Según Fernández, el banco debería evaluar también sus gastos operativos.
Como quinta acción está la necesidad de cobrar agresivamente la cartera morosa, al mismo tiempo en que trabaja en otorgar créditos garantizados. Al cierre de 2016, la cartera de crédito con una morosidad a más de 90 días sumaba ¢12.376 millones.
La sexta medida que debe adoptar Bancrédito es la conversión de activos fijos en activos líquidos, algo que ya está implementando, dijo Porras.
Finanzas deterioradasBancrédito registra un fuerte deterioro de sus finanzas y en los últimos 12 meses (de enero 2016 a enero 2017) contabiliza cuatro meses de número rojos en su resultado final (julio, agosto, setiembre de 2016 y enero de 2017).
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El banco obtuvo pérdidas por ¢591 millones en enero de este 2017, a pesar de que sus ingresos por intermediación financiera, así como por comisiones y servicios, superaron a sus equivalentes en gastos, según las cifras de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef).
Sin embargo, los gastos administrativos fueron el punto de quiebre y alcanzaron ¢1.869 millones.
Sus indicadores financieros también desmejoran. Al dividir la utilidad operativa bruta (ingresos operativos menos costos y gastos por servicios) entre los gastos de administración, el cálculo pasó de 1,36 hace un año a 1,18 al cierre de enero.
Esto significa que la utilidad operacional hoy cubre menos gastos administrativos.
Es el desgaste administrativo de Bancrédito el que le ha generado averías financieras que no se han solventado y que hoy lo tienen en aprietos.
La entidad financiera concluyó el 2016 con ganancias por ¢282 millones, sin embargo este resultado se traduce en una contracción de un 81% respecto a lo que registró el año previo.
Según Fernández, los planes estratégicos inconclusos –en muchas ocasiones no alcanzados por el cambio de junta directiva, la injerencia política o intereses de terceros–, le han impedido al Banco mejorar su participación de mercado, aún cuando cuenta con la garantía del Estado que “vale oro”.