El Sistema de Banca para el Desarrollo (SBD) ejecutó colocaciones de crédito por ¢277.260 millones en micro, pequeñas y medianas empresas durante el año pasado, la mayor cifra que ha registrado el sistema desde su creación.
Aunque la región Central logra capturar la mayor porción de esas operaciones, el resto de regiones lograron adueñarse del 54% de los recursos.
La región Huetar Norte fue la que más capturó la ayuda financiera (¢54.514 millones), seguida de la Chorotega y la Brunca. En la otra acera, la región Huetar Atlántica fue la menos beneficiada.
Miguel Aguiar, director ejecutivo, explicó que en este año estarán aplicando una nueva estrategia para llegar aún más a las zonas rurales.
En términos generales, la colocación lograda en 2016 está acorde con las metas que se había trazado el Sistema.
En promedio, las mipymes fueron beneficiadas con unos 615 nuevos créditos cada mes, a lo largo del año pasado. Esto quiere decir que se está dando una expansión hacia nuevos negocios, y no sólo se le presta a las mismas empresas.
En total, el año pasado logró la gestión de 30.310 operaciones, por encima de las 13.420 del año previo. Cada operación de crédito es de ¢9 millones, en promedio.
Respecto a la canalización de los recursos, además del comportamiento por región, el SBD ha obtenido otros avances en inclusión financiera.
El 30% del dinero se entrega a distritos de muy bajo o bajo desarrollo social. El 56% de los recursos llegó a las actividades agropecuarias, seguida de servicios y comercios con 19% y 15%, respectivamente.
Por tipo de empresa, las microempresas reciben el 70% de la ayuda económica y por género, las mujeres acaparan una cuarta parte del apoyo financiero.
Aguiar explicó que de lo colocado en 2016, prácticamente el 40% están ligado a la Tasa Básica Pasiva (TBP), lo que ha hecho una gran diferencia en el acceso de los sujetos de crédito.
Cambios regulatorios
Al cierre de 2014, se publicó la reforma a la Ley del Sistema de Banca para el Desarrollo y se dictaminó por el Gobierno a inicios de 2015.
Desde su vigencia hasta el cierre de 2016, estos cambios explican los resultados positivos.
La lista de beneficios está conformada por al menos cinco puntos medulares.
En primera instancia, el sistema logró utilizar recursos que antes estaban ociosos. En segundo plano, se desarrolló una normativa especializada para las mipymes.
El tercer punto fue la reducción de los costos de fondeo, apoyado por la participación de más operadores financieros. A la fecha, los recursos del sistema se canalizan mediante 50 operadores, que permiten cubrir todo el país.
El cuarto punto es la mejora en el portafolio de productos de crédito en plazo, periodicidad de pago y tasas de interés.
Un punto adicional es la incursión en apoyo de emprendedores y capital semilla de alta generación de valor.