La Valeta.- El presidente del BCE, Mario Draghi, abrió la puerta el jueves a la adopción de nuevas medidas de estímulo económico en diciembre, para alejar el riesgo de deflación y contrarrestar los efectos de la ralentización de China.
Los anuncios fueron recibidos con alivio por las bolsas europeas, que cerraron con fuertes alzas, después de una apertura prudente.
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Tras su reunión de dos días en La Valeta, la capital de Malta, el Consejo de Gobernadores del Banco Central Europeo (BCE) decidió mantener su tasa de referencia en su mínimo histórico, de 0,05%, vigente desde septiembre pasado.
Pero en una conferencia de prensa, Draghi dejó claro que la institución no vacilará en recurrir a "todos los instrumentos de política monetaria" necesarios para apuntalar el crecimiento y los precios.
Entre esas medidas figura un nuevo recorte de los tipos, eventualidad que se evocó en la reunión de Malta, según reveló.
Draghi negó tajantemente que el BCE estuviera en una actitud de observador pasivo (de "wait and see", como escribieron muchos analistas) y afirmó que está más bien en una postura de "trabajo y evaluación".
Mensaje contundente
"No hace falta descodificar nada. Es una declaración de intenciones excepcionalmente clara", afirmó David Lamb, jefe del departamento de divisas de la consultora FEXCO.
"El BCE sigue muy preocupado por las amenazas que pesan sobre el endeble crecimiento de la zona euro, y planea anunciar una mayor flexibilización monetaria a fines de año", agregó.
Las Bolsas acogieron con beneplácito esos anuncios. Fráncfort ganó un 2,48%, París un 2,28% y Madrid 1,37%.
También Londres (aunque el reino Unido no pertenezca a la zona euro) aprovechó el impulso y terminó la sesión con una subida de 0,44%.
"No hemos adoptado ninguna decisión por el momento. Es una discusión abierta", dijo sin embargo Draghi, que trató de enfriar las expectativas, al afirmar que la inflación "seguirá siendo muy débil a corto plazo".
Pero los analistas piensan que la fortaleza del euro frente al dólar, la caída de los precios y la desaceleración de China, con un impacto negativo directo en la demanda mundial, brindan argumentos de sobra a los partidarios de nuevas medidas de flexibilización en los 19 países de la zona euro.
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El BCE se comprometió en marzo, en su programa de "flexibilización cuantitativa", o Quantitative Easing (QE), a inyectar 1,1 billones de euros en el sistema financiero, a un ritmo de 60.000 millones de euros mensuales hasta septiembre de 2016, mediante la compra de deuda pública y privada de los países de la zona euro.
Pero los mercados especulan con la posibilidad de que el BCE acelere o aumente rápidamente ese programa, en respuesta a la caída de los precios en septiembre (-0,1% de promedio).
La baja inflación puede ser percibida positivamente por los consumidores, pero suele retardar decisiones de inversiones y de compras, con un impacto de fuerte ralentización económica. El BCE estima que un índice inflacionario apenas por debajo del 2% aseguraría un crecimiento equilibrado.