La ciencia ficción y la ciencia se han alimentado mutuamente para vislumbrar el mundo del mañana.
Basta con recordar las innumerables historias, películas y hasta publicaciones científicas que auguraban el desarrollo y masificación de los autos voladores, que obviarían el problema de la saturación de las carreteras. Se suponía que cada persona tendría uno y lo sacaría de su garaje. Claro que nadie hablaba de la pista que se necesitaba para hacerlo despegar.
A más de 50 años, la promesa se mantiene pendiente, aunque hace poco la compañía estadounidense Terrafugia volvió a la carga y luego de pruebas exitosas dice que ahora sí los vehículos voladores serán reales.
Lawrence Krauss, físico teórico de la Universidad de Arizona, enumera una serie de razones por las que muchos de los sueños de la ciencia ficción no son posibles.
En el caso de los recurrentes viajes a otros planetas, e incluso interestelares, dijo que aunque teóricamente podrían realizarse, con la tecnología de hoy simplemente no son posibles. “Son muy caros, son peligrosos”.
En este sentido, enfatizó la tremenda aceleración a la que se verían sometidos nuestros cuerpos humanos y el deterioro físico de un viaje tan prolongado tanto en el tiempo como en el espacio.
Tampoco fue muy optimista con el tema de la teletransportación (transportarse instantáneamente de un lugar a otro), ya que habría que duplicar exactamente el cuerpo del viajero hasta el nivel atómico, lo que hoy no es posible, y aún si se consiguiera, los resultados podrían ser impredecibles.
El astrobiólogo y asesor de la NASA, David Grinspoon, reconoce que la ciencia ficción ha sido una fuente de inspiración para los científicos y que gracias a ella han podido hacerse preguntas que finalmente han llevado a resultados concretos. Así, en el siglo XX, hubo una retroalimentación entre lo que publicaban los científicos y lo que la ciencia ficción podía idear.
Recordó que el prestigioso astrónomo Percival Lowell confirmó la existencia de supuestos canales en Marte y que fue inspiración para innumerables autores como H.G. Wells.
Y justamente a partir de esos sueños, todavía la ciencia está tratando de encontrar agua y vida en un planeta que de otra forma no nos habría interesado.
También hay errores
Grinspoon reconoció que gracias a Steven Spielberg y Star Trek, la visión de los extraterrestres es muy cercana a como somos nosotros, o similar a seres del entorno, como los lagartos.
Empero, las nuevas investigaciones han demostrado que podría haber formas de vida totalmente diferentes basadas en azufre o amoníaco, y que habitan mundos que hoy hemos despreciado como habitables.
Aun así, más allá del espacio, hoy la mayor apuesta de la ciencia ficción e inspiración para la ciencia se basa en la creciente interrelación del ser humano con el mundo digital y robótico, admite la escritora de ciencia ficción Catherine Asaro, autora de más 25 novelas sobre el tema.
“Podremos mapear y copiar cada uno de nuestros cerebros y llevar toda la información contenida a una computadora”, aseguró (aunque algunos consideran que los niveles de magnitud son todavía tan grandes que resulta improbable).
Asaro vislumbra un mundo donde los robots llegarán a confundirse con los seres humanos, en el que interactuaremos activamente con las máquinas y en el cual también seremos capaces (de hecho, ya casi lo somos) de crear mundos virtuales y vivir en ellos.
Lograremos, según afirma la escritora, cuerpos suprahumanos gracias a la tecnología, mentes conectadas a la red y, eventualmente, la posibilidad de vivir eternamente descargando justamente nuestras mentes en androides o cuerpos clonados.
El futuro dirá si sus sueños quedan pendientes como los autos voladores o si será la realidad de futuras generaciones.