Un estilo de vida demasiado rápido y con mucho estrés, al que se añade la incertidumbre económica, así como los diversos problemas sociales, puede llevar a un padecimiento difícil de identificar pero cada vez más común: cansancio crónico.
“A medida que pasa el tiempo nos vamos complicando la vida. Aparecen nuevos retos, nuevas responsabilidades y nuevas actividades que nos van ocupando el tiempo, dejándonos con muy pocas horas del día para descansar y pasarla bien”, expone la psicóloga Wendy Matos, de la Escuela de Medicina del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico.
“Muchas veces decimos ‘me siento agotado’, ‘no puedo más con el estrés’, ‘si el día tuviera 48 horas’. Esto refleja que nuestro estado físico y emocional se ha alterado, que hay un desbalance entre el tiempo de trabajo y el tiempo de descanso. Cuando esto ocurre, puede ser que se desarrolle en nosotros la fatiga o estrés crónico”, advierte la sicóloga.
Sígale la pista
“Los síntomas más notables asociados con la fatiga o estrés crónico son llanto fácil, irritabilidad, dolores y espasmos musculares, dolores de cabeza, frustración, temblores, mareos, taquicardia, infecciones recurrentes, trastornos del sueño y trastornos del apetito entre otros”, agrega Matos, aunque indica que no son los únicos.
Por ejemplo, cuando la tensión emocional se torna patológica, se pueden presentar síntomas más severos, como sensación de hormigueo en el cuerpo, dolor en las articulaciones, desajuste en la temperatura del cuerpo (mucho frío o mucho calor), hipersensibilidad en la piel y problemas para dormir.
“Si no se previene y se atiende la tensión emocional, cuando se torna crónica puede convertirse en un desgaste físico y mental permanente y la persona puede estar propensa a desarrollar otras enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes, depresiones mayores y trastornos de ansiedad”, advierte Matos.
“Es más común en mujeres que en hombres, al igual que en personas inactivas y sobrepeso”, agrega la sicóloga. “Cuando se mantiene por mucho tiempo, en un momento dado el mismo cuerpo avisa que no puede más y hace como una especie de shutdown (se apaga)”, añade la sicóloga clínica Ana Cecilia Sala, del Departamento Psiquiatría del Recinto de Ciencias Médicas.
Cuando todas las cargas se van acumulando o se añaden otras, agrega la sicóloga, comienzan los problemas. “Lo que pasa es que se lleva al cuerpo a un nivel en que no puede aguantar más y luego la recuperación es muy lenta”, añade Sala.
¡Cuide su cerebro!
“Es importante resaltar, además, que la depresión y el estrés crónico llevan a consecuencias profundas en el cerebro, provocando en este órgano una pérdida de volumen y tamaño”, advierte la doctora Ivonne Jiménez Velázquez, catedrática y directora del Departamento de Medicina, de la Escuela de Medicina del Recinto de Ciencias Médicas.
“La depresión y el estrés crónico causan un impacto negativo mucho más profundo en el cuerpo humano de lo que se creía hasta ahora. De acuerdo con una investigación reciente, de la Universidad de Yale, esta pérdida de volumen que se produce en el cerebro puede generar consecuencias en el estado emocional y las capacidades cognitivas de los individuos”, afirma Jiménez.
La especialista resalta que aumentan los niveles de cortisol (una hormona esteroidea producida por la glándula suprarrenal) y este a la larga va destruyendo las neuronas, impidiendo una sinapsis o comunicación adecuada entre ellas.
Esa alteración en los sistemas regulatorios productores de glucocorticoides y otras hormonas, añade Jiménez, producen un desgaste en las funciones del cerebro, sistema nervioso, endocrino y sistema inmune, predisponiendo al desarrollo de alteraciones físicas y mentales
De hecho, la catedrática señala que se ha identificado al estrés crónico como un causante del consumo excesivo de calorías, con lo que genera el incremento de cortisol, glucosa e insulina, promotores de la obesidad, diabetes tipo 2 y problemas cardiovasculares.
Vaya al médico
Es muy importante tomar medidas preventivas si está pasando por una situación como esta y buscar ayuda médica si nota que lleva mucho tiempo con cansancio, estrés y depresión, en primer lugar para descartar que alguna enfermedad sea la causa del cansancio, pero también para recibir tratamiento que ayude a lidiar con el aspecto emocional.
“Se trabaja con el paciente para identificar lo que produce los síntomas y una opción puede ser la terapia cognitiva conductual”, explica Sala, aunque destaca que como la depresión también es común en estos casos, otra posible vía de tratamiento el uso de antidepresivos.
“Es importante que escuchemos las señales de nuestro cuerpo para identificarlas lo más temprano posible y así recibir un cuidado integrado en el que se trata tanto lo físico como lo mental”, recomienda Sala. La especialista también aconseja hacer ejercicios, buscar la forma de relajar cuerpo y mente y sacar tiempo para uno mismo.
“Hay que hacer cambios en términos de tener un agenda con unas metas reales, aprender a delegar, a pedir ayuda y a trabajar en equipo”, recomienda.
Impacto
Físico: hay una reducción paulatina de la energía física que se prolonga durante semanas o meses, dificultad o desánimo para realizar las actividades diarias. Debilidad corporal general, dolor muscular, pérdida del apetito, palidez, disminución de las defensas, bajo rendimiento físico, inapetencia sexual, etc.
Mental y emocional: se presenta dificultad para la concentración, casos de falta de memoria y bajo rendimiento. Somnolencia, dolor de cabeza, dolor en los ojos (en el caso de fijar la vista demasiado tiempo), sensación de aturdimiento, mareo, depresión, desánimo, falta de optimismo, irritabilidad, vulnerabilidad emocional, pérdida del apetito, irritabilidad, estreñimiento, ataques de llanto, en casos extremos, tristeza profunda e ideas obsesivas respecto a la muerte y el suicidio.
Fuente El Nuevo Día .