
“Mi recomendación es poner a dormir a su mascota, para que no sufra más”. ¿Ha enfrentado una situación como esta? ¿Sabe cuál sería su respuesta si ese momento llegara hoy?
Profesionales consultados por EF aseguran que decidir la eutanasia de un animal de compañía es una experiencia difícil, en especial para quienes se ven sorprendidos por la sugerencia del veterinario. Después, la partida de la mascota provoca un duelo similar al que se vive tras perder un familiar.
Recursos básicos
Para tomar una decisión informada, es importante conocer con detalle la situación de salud de su perro o gato, así las señales le permitirán comprender mejor qué está sucediendo y por qué el médico recomienda este procedimiento.
El doctor Roberto Vieto, oficial veterinario de programas de la Sociedad Mundial para la Protección Animal (WSPA por sus siglas en inglés) para Mesoamérica y el Caribe, asegura que al pensar en una eutanasia, la decisión “se debe tomar en familia. Se debe considerar como motivo principal que exista una enfermedad o un padecimiento que compromete el bienestar: un mal fulminante, que provoca más días malos que buenos, sufrimiento constante y que ya han agotado los demás recursos”.
Cuando la familia acepta la recomendación del especialista, todos comenzarán a desarrollar el sentimiento de pérdida.
De acuerdo con Ana Jurado, psicóloga especialista en manejo de las emociones, cuando se trata de situaciones crónicas, se debe abrir un espacio para decir adiós.
“Es difícil prepararse para ese momento, por eso hay que tener espacio para despedirse, que todos puedan hacerlo y comprender que estamos perdiendo un miembro de la familia, no solo perrito o gatito. Como tal debe ser despedido y así nos va a doler”, explica la psicóloga.
Errores comunes
En su sitio de Internet, la organización no gubernamental Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA por sus siglas en inglés), asegura que las percepciones negativas hacia la eutanasia se deben al desconocimiento de las condiciones en que viven algunos animales que “sufren el terror, el dolor y una muerte prolongada mientras luchan por sobrevivir en las calles, en las manos de inexpertos e indiferentes o de explotadores de animales”.
También resulta incorrecta la percepción que ataca el doctor Vieto sobre los usos. “La eutanasia nunca es solución para deshacerse de un perro, solo se utiliza cuando los animales tienen un padecimiento muy grave. Jamás por asuntos de falta de espacio o tiempo”, subraya.
Cuando la mascota ya no está, otro error común es comprar otro animal de compañía de inmediato. De acuerdo con Jurado, si en la familia hay niños, con esta medida “ellos ven a los animalitos como objetos: si se rompe un juguete, se compra otro. Estamos interviniendo en la capacidad de la criatura de hacer vínculos nuevos, profundos. Estamos fomentando que se vincule como con un objeto inanimado”.
En adultos, cuando se busca reemplazar a la mascota se generan expectativas sobre el comportamiento y la personalidad, que no consideran las diferencias básicas entre cada animal.
“El sufrimiento a es importante porque es la forma de asumir que ese animalito se ha ido”, explica la experta.