La proporción de costarricenses titulados con estudios universitarios sigue en aumento, pero a un ritmo insuficiente que no permite a los ticos igualar los porcentajes promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Entre la población adulta costarricense (de 25 a 64 años) sólo un 19,9% cuenta con un título en educación superior: una corta cifra para alcanzar el 32% de media que registran los países de la OCDE (según datos del 2014).
Este es uno de los hallazgos del estudio realizado por el Programa del Estado de la Nación, con el apoyo de la Comisión Nacional de Préstamos para la Educación (CONARE).
La investigación muestra cómo la proporción de costarricenses con educación superior logró duplicarse en el último cuarto de siglo, pero destaca el ritmo insuficiente de avance para alcanzar las estadísticas de países desarrollados.
"Sin embargo, es una buena noticia, porque podemos ver cómo los jóvenes están reteniéndose más en el sistema educativo antes de ingresar al mercado laboral. Hay un ingreso más tardío: no porque sean ninis (jóvenes que ni estudian ni trabajan), sino porque están invirtiendo su tiempo en educación" destaca Valeria Lentini, investigadora del Programa.
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Fuerza laboral envejece, pero está más preparada
Se trata de un fenómeno que provoca el envejecimiento de la fuerza laboral costarricense.
De hecho, en el último cuarto de siglo la población joven de 15 a 19 años que trabajaba sin estudiar disminuyó a casi la mitad. La cifra de la proporción de la población joven de 20 a 24 años inserta en el mercado laboral pero lejos de las aulas también disminuyó en un quinto en la última década.
Incluso la población joven de 25 a 29 años mantuvo los porcentajes de personas ocupadas sin estudiar (de casi un 60%), pero duplicó la proporción de personas insertas en procesos educativos.
El estudio también revela que los jóvenes tienen ahora una mayor tendencia a trabajar en sectores especializados, como finanzas, servicios médicos o educación. Son los sectores con mayores proporciones de trabajadores de alto nivel educativo.
Un fenómeno contrario se observa en el sector de la construcción, la agricultura, el transporte o la ganadería, que empieza a registrar la tendencia de trabajadores de edades cada vez mayores (aquellos con menores promedios de educación superior).
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¿Y la calidad?
A pesar de la preocupación del país por aumentar sus porcentajes de educación superior y de las tendencias positivas del último cuarto de siglo, la investigadora Valeria Lentini rescata que el país debe prestar una mayor atención al control de la calidad en la educación terciaria.
Por ejemplo, Lentini señala que existe un muy bajo porcentaje de carreras acreditadas y que hay una velocidad particularmente distinta entre el tiempo de graduación promedio entre universidades públicas y privadas. Costa Rica tampoco realiza pruebas similares a las que genera el Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (pruebas PISA) que le permitan comparar su calidad en educación superior con otros países.
"Hay que vigilar eso: crecer a la velocidad de la luz sin tener control de la calidad puede ser peligroso. Es bueno apurarse y graduarse rápido, pero eso no necesariamente implica calidad" cerró.