Los pozos de petróleo de esquisto en los Estados Unidos bombean con fuerza pese a los bajos precios del petróleo en el mercado internacional.
De la inusitada resistencia de esta industria al embate de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) depende que el valor del crudo se mantenga bajo durante el 2015.
Analistas del mercado esperan que el precio del barril no supere los $60. Esto significa, una reducción de casi el 50% en comparación a la cotización del oro negro a principios del 2014.
Fue a partir de junio de ese año, que el precio comenzó a ajustarse producto de una mayor capacidad productiva mundial liderada por varios actores, el más importante: Estados Unidos.
La aparición de la potencia económica llegó para disparar la oferta, al mismo tiempo que la demanda mundial de crudo avanzaba a paso lento.
A octubre del 2014, Estados Unidos llegó a producir poco más de 138 millones de barriles de crudo por día, ubicándose como el primer productor de petróleo en el mundo, por encima de viejos líderes como Arabia Saudita, que para ese mismo periodo producía 116 millones de barriles diarios.
Alfredo Coutiño, economista jefe para América Latina de Moody’s Analytics, explicó a EF que el exceso en la capacidad productiva se nutre además por la presencia de otros competidores como Brasil y México, que se consolidan cada vez más en el mercado.
Por su parte, la OPEP se resiste a recortar su producción; medida que pretende defender su cuota de mercado aunque hinche la oferta y hunda el precio.
“El precio bajo del petróleo parece haber llegado para quedarse. No volveremos a ver un regreso de precios de $80 y menos de $100 en el barril. Al menos, no en los próximos dos o tres años”, comentó Coutiño.
Impacto mundial
Los efectos del desplome en los precios no se han hecho esperar.
Por un lado, los países importadores celebran la baja y en la acera de enfrente, los productores se ajustan el cintuón y rechinan los dientes.
Para Costa Rica, un importador neto, el panorama es positivo. Ya se experimenta un menor aumento en la inflación debido a una factura petrolera menos abultada.
Durante el 2014, la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope), pagó $2.105 millones para importar poco más de 19,5 millones de barriles.
Los menores costos energéticos y el alivicio en el crecimiento de la inflación se traducen en mayor holgura en los presupuestos de familias y empresas. Ese dinero que antes se gastaba en la gasolinera queda ahora libre y podría dedicarse a otro tipo de consumo.
Con el panorama despejado, las autoridades son rápidas en echar baldazos de agua fría sobre la algarabía del consumidor.
Ana Carolina Mora, vocera de la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep), fue enfática en que los efectos beneficiosos serán más palpables en la medida en que los precios bajos incidan directamente sobre el precio del producto refinado.
De acuerdo con la Autoridad, el producto final mantiene un sobreprecio de entre $20 y $30 en relación con el precio del crudo.
“No por ver un precio bajo en el crudo se puede decir que ya vamos a pagar menos como consumidores. Se tienen que sumar otros costos como el de la refinación y de componentes químicos necesarios para ese proceso; que no necesariamente se están cotizando a la baja”, explicó Mora.
Aún con esa salvedad, el 9 de enero, la Aresep aprobó la mayor rebaja en el precio en los combustibles desde el 2009.
La caída fue de hasta ¢109 y la razón clara: un combustible importado a menor costo.
En su momento, el intendente de Energía, Juan Manuel Quesada, aseguró que de mantenerse a la baja los precios internacionales de los combustibles, la Autoridad Reguladora trasladará esos beneficios a los usuarios.
Mientras tanto entre los productores, Venezuela es de los más afectados. El saldo de su balanza de pagos se debilita y su actividad económica se desacelera, sometida a fuertes presiones fiscales por depender de ingresos directos vinculados al petróleo.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta que la economía venezolana sufrirá una contracción del 7%.
Mientras, tanto Arabia Saudita echa mano a reservas acumuladas durante los años de bonanza y está en una mejor posición fiscal para aguantar el vendebal.
Estados Unidos imponente
El salto de Estados Unidos al primer escalón de la producción mundial es condicionado a la implementación de la técnica de la fracturación hidráulica o fracking , que permite extraer hidrocarburos atrapados entre rocas.
Poco más de 48 estados se han sumado, en ese país, a la obtención de hidrocarburos con ese técnica. Juntos han desarrollado la capacidad necesaria para inundar el mercado y hasta alardear de estar cerca de la independencia energética.
De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía (IEA por sus siglas en inglés), se pronostica que Estados Unidos alcanzará los 101 millones de barriles de petróleo de esquisto por día en el 2035.
Los pequeños productores de petróleo en estados como Wyoming han logrado ajustar sus costos de producción para hacerle frente a la caída de la cotización internacional del crudo.
En los inicios de la técnica del fracking se calculaba que los costos para producir un barril rondaban los $75. Hoy la cifra estaría cerca de los $65, según un estudio de Rystad Energy and Morgan Stanley Commodity Research citado por la revista Fortune .
El costo, aunque menor, excede el precio actual.
El punto de debate es cuánto podrán aguantar estos productores estadounidenses y hasta donde llegará su capacidad para adaptarse a los precios bajos del crudo.
La OPEP en su último reporte de producción asegura que el boom del fracking habrá finalizado en el 2016.
Estas predicciones constratan con las de la estadounidense Administración de Información de Energía que espera más crecimiento de la producción de petróleo de esquisto.
“Algunas agencias hablan de que antes los países de la Opep eran los que aumentaban o reducían la producción para alcanzar un precio deseado. Pareciera que ahora ese papel lo tienen los pequeños productores estadounidenses, cuyos niveles de productividad aún tienen espacio para subir”, subrayó Hernán Varela, jefe de estrategia del puesto de bolsa Aldesa.
Consumo por excelencia
Es claro que aún con precios altos o bajos, el petróleo mantiene su hegemonía en el campo energético. Y lo seguirá haciendo, por lo menos, diez años más.
En la actualidad, la industria y el transporte consumen cerca del 90% de la producción mundial de hidrocarburos .
Para Erick Solano, director de comercio internacional de Recope, los cambios en el valor del crudo solo han permitido que afloren debilidades y fortalezas en los productores e importadores a nivel mundial.
Dependiendo de los vaivenes del mercado se ha presentado alguna merma en el consumo del crudo, no así su extinción.
“Con los precios altos se dio paso a la investigación y a una mayor aplicación de energías alternativas, como Estados Unidos con el fracking. Sin embargo, no se ha logrado desarrollar otra fuente de energía que lo sustituya. La producción de energía verde, por ejemplo, no ha dado el salto para contribuir a ese cambio de modelo energético”, añadió.