Salir de la casa a buscar el bus es una decisión que los costarricenses toman a ciegas todos los días con la fe como única herramienta de información.
Si el vehículo cambia la ruta, se atrasa o se queda pegado en una presa, las posibilidades de que el usuario se entere son casi nulas.
El Gobierno sufre del mismo problema. Cuando se trata de tomar decisiones para hacer cambios o atender emergencias en carretera, la información se obtiene de la manera más rústica: vaya al fólder que está en el escritorio y busque el archivo en pdf o espere a que el 911 le dé una dirección poco precisa.
En entrevista con EF, el viceministro de Transportes, Sebastián Urbina, reconoce una carencia de datos precisos, pero no una falta de rumbo de la entidad para subsanar esos problemas.
De aquí al 2018 el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) proyecta dejar listo un portal de datos abiertos para los ciudadanos, un sistema de pago electrónico en al menos un 80% de las rutas de bus del país y una estructura de semáforos inteligentes que cambien sus fases automáticamente.
La pregunta del millón
La pregunta más obvia es si los embotellamientos se reducirán con esos proyectos, pero la respuesta es no, salvo si se usan semáforos inteligentes, que agilizarían el tránsito en zonas donde los actuales están mal configurados.
“Las presas no van a disminuir a menos que se cambie el esquema de transporte público que se tiene”, acepta el viceministro.
Lo que sí espera es que aumente el uso del transporte masivo y disminuya el uso de carros particulares. Este último viene en franco aumento en los últimos años.
Sin embargo, cómo medirán si realmente los costarricenses usarán más los buses y el esfuerzo fue exitoso, es un misterio.
El croquis que dibuja Urbina en la pizarra de su oficina para explicar los proyectos es el único sitio en el que se encuentran plasmados los planes, pues no hay una estrategia claramente establecida contra la cual medir en un futuro los resultados.
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Pago electrónico, plan inmortal
La tarifa que terminan pagando los usuarios por subirse al bus es otro acto de fe de la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) y del Consejo de Transporte Público (CTP).
¿Cuántos pasajeros viajan realmente en cada bus del país?
Ese dato, determinante para calcular la tarifa de un bus, depende de la información que brinden los concesionarios, cuya prueba es una declaración bajo juramento.
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El CTP, explica Urbina, solo puede comprobar el dato mandando a alguien a contar pasajeros en los buses, una práctica poco común por la falta de personal que alegan los funcionarios públicos con constancia.
Aunque la mayoría de los vehículos de transporte masivo tiene barras electrónicas de conteo de pasajeros, esa información no llega automáticamente a las bases de datos del MOPT.
La solución que viene planteando el Gobierno desde hace más de dos años es el pago electrónico en los autobuses. Con este, se acabarían las declaraciones juradas de los autobuseros.
Desde el 2014 el Gobierno firmó un convenio con la Aresep y el Banco Central para “agilizar” su implementación.
Más de año y medio después, el MOPT sigue discutiendo con el Banco Central para que baje la comisión que pretenden cobrar, que es del 2,4%, dijo Urbina.
Un porcentaje que terminaría pagando el consumidor del servicio, pues la tarifa es al costo .
Con todo y retrasos, Urbina espera que el sistema comience a operar en el 2016, al menos de manera preliminar para probar el servicio. El Plan Nacional de Energía establece como meta el 2018 para implementar el programa al 100%.
Datos ¿para qué?
Al otro gran paso que quiere dar el Ministerio lo preceden experiencias poco satisfactorias.
El portal de datos abiertos, que en este momento se encuentra en su versión beta, se monta sobre la misma estructura que antes han utilizado otras 13 instituciones.
Por una lista de razones que se resumen en falta de compromiso, la mayoría de los ministerios que han pagado la plataforma fracasaron en el intento.
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¿Cómo asegura el MOPT que no les pasará lo mismo?
La respuesta de Urbina es ambiciosa: quienes actualizarán la información de rutas y tarifas serán los mismos concesionarios que cuenten con firma digital.
La información que ahora se guarda en archivos de Word y hasta en hojas de papel en físico se subiría automáticamente a la plataforma que está detrás del portal de datos abiertos.
Se trata de solicitudes para cambios de rutas o de horarios, entre otros procedimientos.
Su uso se sostendrá siempre que los concesionarios tengan firma digital y prefieran utilizar el portal. Todos los trámites se podrán seguir haciendo, si quieren, por la vía rudimentaria.
Al portal se conectarán otro puñado de proyectos como el desarrollo de aplicaciones que muestren toda la información de transporte público de Costa Rica en un solo lugar o que reporten directamente los accidentes por medio de un sistema electrónico.
Apps que se generarán en hackatones y otros formatos similares en los que participen los ciudadanos.
¿Menos presas?
Un sistema que pretende disminuir los embotellamientos de una forma un poco más significativa es el uso de semáforos inteligentes en puntos determinantes de la ciudad.
La idea del Viceministerio es conectar las cámaras que miden el tráfico vehicular en ciertos cruces y automatizar las fases de los semáforos conforme al comportamiento del tráfico.
En este momento, todos los semáforos se pueden controlar desde un solo centro operativo, pero necesitan de un ingeniero que lo reconfigure cada vez que sea necesario.
El software para automatizar ese proceso estaría listo en diciembre de este año, pero el Viceministerio todavía debe trabajar en encontrar los puntos más álgidos de la ciudad.
Fuente MOPT.