Fernando Marín, ministro de Bienestar social y familia, está al frente de los esfuerzos que realiza el Gobierno para reducir la pobreza que durante dos décadas se ha mantenido por encima del 20% de los hogares del país.
Hasta el momento, los miles de millones que el Gobierno destina a programas de auxilio a hogares por debajo de la línea de pobreza o en riesgo social, han resultado ser un remedio temporal que resta algunos puntos al porcentaje de hogares pobres.
La pobreza terminar por contraatacar y retomar el terreno perdido.
Junto a este estancamiento, los datos recién publicados por el informe Estado de la Nación han encendido la alarma.
La desigualdad crece como refleja el crecimiento del coeficiente de Gini de 0,508 en 2010 a 0,515 en 2011 (en el coeficiente de Gini, el 1 representa la desigualdad perfecta y el 0 la igualdad).
La inversión social pública habría sufrido un descenso del 0,5% entre el 2010 y el 2011.
Para Marín, el panorama no es tan oscuro. El Ministro defiende las mejoras en la calidad de vida que han experimentado las familias pobres a través de una mayor cobertura de los sistemas de servicios estatales.
También reconoce que la tarea pendiente es compleja, y su estrategia es el abandono del esquema asistencialista que ha caracterizado a las instituciones del sector social.
Durante décadas la pobreza se niega a bajar del 20% de la población. ¿Por qué ha fracasado la lucha contra la pobreza?
Cuantitativamente, es importante que el país tenga metas de mediano y largo plazo para reducir ese porcentaje de pobres. El otro componente es la calidad de vida de las familias que están en condición de pobreza. El porcentaje de hogares pobres se mantiene, pero al introducir otros indicadores como el de necesidades básicas satisfechas en los últimos 12 años, hay una mejoría.
“Aún familias bajo la línea de pobreza, indicador relacionado con el ingreso, han tenido una mejoría en términos de cubrir las necesidades básicas. Muchos de los programas sociales no complementan el ingreso de la población en términos monetarios, sino en términos de servicios. Eso a veces no se toma en cuenta”.
La misión con la que nacen las instituciones del sector social es combatir ese porcentaje.
Si, mucho está en el esfuerzo que hagamos desde el sector social, pero eso no se ataca solo desde los programas focalizados y universales.
“Mucho tiene que ver con la realidad económica del país, desde el punto de vista de la productividad que tengamos”.
Esta economía ha tenido crecimiento económico.
Si, pero también ha existo redistribución de la riqueza en términos de que a muchas de estas familias el Estado, de alguna manera, le ha llegado con programas que le mejoran la calida de vida como agua potable, electricidad, educación y salud. A lo largo de los años, son programas que mejoran la cobertura.
“De nuevo, no es para consolarnos. Si bien es cierto que en el índice de desarrollo humano no mejoramos al ritmo que lo hicimos antes, sí mejoramos. La cobertura del sistema de salud ha mejorado, la del sistema educativo también.
“Mucho de lo que hacemos para cambiar el sistema asistencialista no se expresa en términos de ingreso”.
Si los resultados son insatisfactorios, ¿por qué no hay transformaciones institucionales?
Si yo le enseño el análisis que hicimos antes de ingresar a esta administración, compartimos mucho del enfoque y el fondo de su pregunta. Fueron cosas que nos cuestionamos. La misma crítica que puede hacer el Estado de la Nación, la hice en mis primeras entrevistas públicas. Pero no le podemos achacar esto únicamente al funcionamiento de las entidades del sector social. Nosotros podemos contribuir, eventualmente, a reducir ese porcentaje de hogares pobres si cambiamos el enfoque asistencialista.
¿Cómo lo están haciendo?
Desde el IMAS, por ejemplo, hemos fortalecido el programa Ideas productivas. Nos propusimos atender a 10.000 familias, con capital semilla para iniciar una microempresa. Eso no se ve a corto plazo. No es que una vez que damos recursos para abrir una microempresa, al día siguiente el hogar deja de ser pobre. Pero el sentido de la ayuda se transforma. Son hogares que dejan de tener una dependencia con el sistema de subsidios monetarios.
El otro programa, con 3.000 familias incorporadas, se llama “Manos a la obra”. Quien recibe este subsidio del IMAS realiza un trabajo comunal. Hay grupos que hacen limpieza de playas en el Pacifico Central, reforestación, servicio en hogares de adultos mayores, o en centros infantiles”.
No existe una base de datos integrada sobre los beneficiarios de la ayuda. ¿Sin esa herramienta, cómo miden resultados?
Está en un proceso muy avanzado. Estamos comprometidos con ese sistema, pero lo haremos teniendo de base el sistema de información del IMAS sin pagar desarrollos informáticos basados en consultarías externas.
“Estamos trabajando para posibilitar la apertura de un registro de beneficiarios de los programas que concentran el 60% del presupuesto de Asignaciones Familiares: Bonos de Vivienda, Pensiones no contributivas, todos los programas de transferencias económicas del IMAS y el programa Avancemos . Me había comprometido a que a mediados del otro año funcionara este sistema, creo que en febrero o marzo vamos a tener ya una parte”.
¿Con esto va a existir control cruzado de beneficiarios?
Si, ya lo hemos hecho. Por ejemplo, el 50% de los beneficiarios de los hogares donde hay una persona que recibe una pensión del Régimen no contributivo también ya tienen ficha social del IMAS, con o sin beneficio. Tenemos en nuestra página web la lista disponible de Avancemos. Estamos hablando de 185.000 estudiantes. El módulo está en fase de desarrollo, pero tenemos el análisis de cuáles son las variables importantes para cada institución.
¿Cómo grupo familiar también?
Una gran parte, en la medida en que tengan la ficha de información social se va a poder reconocer como grupo familiar. Van a haber beneficiarios que van a estar en términos individuales. Cuando una persona recibe una pensión del Régimen No Contributivo, se da en términos personales, no se levanta una ficha de toda la familia. En el 50% de los casos, tienen la ficha de información social, viene un trabajo que va a ser de varios años para poderle incorporar al sistema la información de toda la familia.
“Los nuevos beneficios que se otorguen a partir del segundo semestre del 2013 en los principales programas deberían ya traer información básica de la familia”.
¿Pero este sistema va a permitir identificar a aquellos núcleos familiares que terminan siendo súper beneficiarios en detrimento de otros?
Lo va a permitir, de nuevo esto es un sistema que lo tenemos que ver por etapas. En la primera fase va a haber un gran porcentaje de estas familias que tienen la ficha llena. Hacerle estudio desde cero a 100.000 familias del Régimen No Contributivo no es una tarea que una institución pueda hacer en un mes. Lo importante y por lo que hemos insistido en usar de base el sistema de población objetivo del IMAS es que es una base con información de muchos de los hogares pobres del país.
¿Se desmanteló la visión de “Avancemos” a solo un programa de becas?
Eso es falso. Esta administración se propuso mantener y mejorar el programa. Es el mismo equipo de trabajo el que ha estado a cargo. No se varió la metodología de trabajo anterior, se ha mejorado desde tener esto en la página web del IMAS. Más de 800 colegios ingresaron a una herramienta informática en la que el director o persona responsable pueden bloquear el beneficio si el estudiante se salió del colegio, hasta que el personal del IMAS haga el estudio. Esto antes duraba tres o cuatro meses. Se incrementó la cobertura. Recibimos el programa con 165.000 beneficiarios, y llegamos a 185.000. Hemos realizado un proceso de depuración del registro, para disminuir las filtraciones.
El enfoque a la Red de Cuido, ¿ha sido excesivo descuidando otros frentes?
No, la Red de Cuido por un lado optimiza la infraestructura disponible con los Cen-cinai. Al IMAS le ha tocado aportar los subsidios para la mayoría de beneficiarios nuevos, y son recursos adicionales que han ingresado al IMAS para ese programa. Entonces, todos los programas del IMAS se han fortalecido. Ideas productivas, Bienestar familiar, programas de transferencias e infraestructura comunal.
Sin embargo el Estado de la Nación indica que descendió el gasto social per cápita...
De nuevo es un indicador. Como en toda materia, yo puedo decir la inflación subió, pero bueno ¿como está la Balanza de Pagos? Tengo que analizar varios indicadores. En inversión social, cuál es el indicador que se venía utilizando de manera pública, el del gasto social con respecto a la producción. Si ve los mensajes los discursos de los primeros de mayo de las últimas administraciones, se ponía mucho énfasis en ese indicador. ¿En qué año ha sido más alto el gasto social con respecto a la producción? En el 2010 -2011 registramos la cifra más alta de los últimos 20 años.
¿Entonces, el Estado de la Nación está usando los indicadores incorrectos?
No, está usando algunos de los que son, pero no todos los que son o deberían ser. Entonces, ¿por qué de pronto presentar un solo indicador y no el conjunto? Ese indicador mide prioridad macroeconómica del gasto social, por qué ese indicador antes era importante y para dar un informe dejó de ser importante. ¿Por qué no se dijo que alcanzamos el gasto más alto de la historia respecto al Producto Interno Bruto? El otro dato muy importante que se dejó de dar es el gasto social respecto al gasto del sector público. En el 2011 lo tenemos en 42,3% el más alto de los últimos 20 años.
Estamos haciendo una inversión grande como país, sin ver el resultado...
Sin ver el resultado en ese indicador del porcentaje de hogares pobres utilizando la línea de pobreza. Muy penoso como país que no lo hayamos podido reducir. Si se quisiera ver en términos de esta administración, estamos midiendo 2011. Pero como no es la intención y lo que estamos analizando es un resultado acumulado como país, como sociedad tenemos que ver otros datos, otros indicadores. Uno importante es cuántos hogares cubren las necesidades básicas, hay una mejoría notable.
La rectoría del Sector Social cambia de gobierno a gobierno. ¿Cómo afecta esto el trabajo de las instituciones?
Me parece que la recomendación de la Contraloría sobre la rectoría debe considerarse dentro de un contexto. El sector social, a diferencia del de seguridad; es un macrosector. Que a mí me digan que hay que tener un superrector, eso no lo veo viable en los términos que han estado en los informes de la Contraloría. Estamos hablando del sector Educación, Vivienda, Trabajo, y de un sector que agrupa a una serie de instituciones que administramos programas sociales focalizados. Hay otras maneras de coordinar.
¿Ha fallado usted en hacer visible su labor y la del sector?
Hemos hecho el intento. La queja que tengo es que a pesar de las convocatorias, de todos los intentos que hacemos es poca la cobertura. A veces uno tiene que decidir entre andar tocando puertas en los medios de comunicación o una gira, y yo he tomado la decisión de estar comunicándome con las comunidades. Cuando hay una oportunidad la aprovechamos, pero sí he tenido la política de no gastar muchos fondos en una campaña. Hay una directriz en ese sentido y las dos veces que he estado en instituciones públicas he aplicado políticas de gasto restrictivas en partidas que considero superfluas.