Tuvieron que esperar el momento político adecuado. El efecto del Nafta sobre el flujo de comercio e inversión en Centroamérica preocupaba a los productores del Istmo. Siguieron insistiendo hasta que en el 2001 se abrió una oportunidad para explorar la firma de un tratado de libre comercio con Estados Unidos, el principal socio comercial del área.
Fue así como arrancó el proceso de negociación que concluyó para Costa Rica en febrero del 2004, después de 13 rondas.
Fue el primer TLC que Centroamérica negoció en bloque y que provocó en el país una polarización política que desembocó en el referendo del 2007. Su aprobación avaló también la apertura de los mercados de telecomunicaciones y seguros.
El TLC creó, además, un marco jurídico para la relación comercial y de inversión con Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana.
En el comercio de bienes, a pesar de haber entrado en vigencia en el momento más duro de la crisis económica en el 2009, registró un aumento mayor al previo antes del TLC. Datos del Comex indican que las importaciones de Estados Unidos desde Costa Rica crecieron un 18% en el periodo 2010-2012.
En cuanto a inversión, la entrada en vigencia del Cafta abrió la puerta al ingreso de empresas, como las del sector de ciencias de la vida, entre otras.
La jefa de negociación de ese entonces, Anabel González, resaltó que la apertura de telecomunicaciones y seguros fortaleció la competitividad del país, con una mayor penetración de Internet y telefonía móvil, así como la reducción de primas de seguros de hasta un 50%.