Washington.- El presidente Donald Trump se propuso este viernes responder con mano dura a países a los que considera responsables del déficit comercial estadounidense, de $500.000 millones.
La cifra puede resultar engañosa porque Estados Unidos tiene un déficit de $750.000 millones en el comercio de bienes, pero un superávit de $250.000 millones en el de servicios.
Estos son los frentes que escogió Trump para defender la producción estadounidense, utilizando como armas el proteccionismo y medidas fiscales que favorezcan a sus exportadores.
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En 2016 Estados Unidos tuvo un déficit comercial con China de $310.000 millones, incluyendo bienes y servicios. Trump amenaza con gravar las importaciones chinas.
Funcionarios estadounidenses, y el propio Trump, acusan a China de prácticas comerciales desleales para inundar el mercado con mercaderías más baratas que las estadounidenses.
"Estamos en una guerra comercial. Lo hemos estado durante décadas", dijo Ross.
Trump recibirá la semana próxima al presidente chino Xi Jinping y ya dijo que el encuentro será "difícil".
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"Ya no podemos tener masivos déficits comerciales ... y pérdida de empleo", dijo Trump. "La compañías estadounidenses deben estar preparadas para otras alternativas", afirmó.
Trump considera al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta por sus siglas en inglés) con México y Canadá como el peor que ha firmado Estados Unidos. Quiere renegociarlo en beneficio de Estados Unidos o abandonarlo.
La Casa Blanca ya informó al Congreso que buscará renegociar el Nafta a través de una carta, cuyo tono parece ser menos drástico de lo que se esperaba.
El déficit en bienes y servicios del año pasado con México fue de $62.000 millones pero con Canadá, Estados Unidos tuvo un superávit de $8.000 millones.
La Casa Blanca acusa a China de manipular su moneda para sacar ventajas comerciales y a Alemania de explotar la debilidad del euro para lograr superávits comerciales.
El déficit de Estados Unidos con Alemania fue de $68.000 millones en 2016.
Contrariamente a lo que dice Washington, Pekín ha intervenido en el mercado cambiario pero para sostener a su moneda.
Un informe sobre divisas del Departamento del Tesoro, divulgado en octubre, señaló que China apenas cumple uno de los tres criterios requeridos para considerarla como manipuladora de su moneda: tener un elevado déficit con Estados Unidos.
Si Washington declara a China como país manipulador de su moneda, se desataría un proceso que podría desembocar en la imposición de sanciones comerciales a Pekín.
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En ese informe de octubre del Tesoro se afirma que Alemania incurre en dos de los tres criterios (elevado déficit comercial y superávit de cuenta corriente superior a 3% del PIB) pero no manipula su moneda. Dado que Alemania utiliza el euro, no puede influir directamente en la tasa de cambio.
Aún así, la Casa Blanca ha dicho que quiere una discusión franca con Alemania para encontrar la forma de reducir el déficit.
La primera decisión comercial que tomó Trump fue retirar a Estados Unidos del tratado de libre comercio TransPacífico (TPP) firmado por la administración de Obama con otros 11 países de la región Asia Pacífico.
Expertos temen que el retiro de Estados Unidos sin tener una estrategia alternativa coherente, deja a China el campo libre para aumentar su influencia en esa región.
China, que fue deliberadamente excluida del TPP, está dialogando con varias naciones para gestar un nuevo acuerdo regional que, según analistas, podría cortar el acceso de Estados Unidos a esos mercados.
Trump es también crítico de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Sostiene que esa entidad es injusta con Estados Unidos aún cuando Washington tiene un largo de victorias en pleitos dirimidos allí; especialmente con China.
Trump amenazó con imponer tarifas a de importación a China y México como forma de reducir el déficit comercial. Sin embargo esas acciones unilaterales podrían ir contra las normas de la OMC y expondrían a Estados Unidos a nuevos pleitos en la OMC.