Tras la aceptación formal de Hillary Clinton de la candidatura demócrata a la presidencia de Estados Unidos, está todo dispuesto para la carrera con el republicano Donald Trump por la Casa Blanca.
El enfrentamiento de los candidatos culminará con los comicios del martes 8 de noviembre, pero antes se cumplirán algunas fechas clave en el camino hacia la Casa Blanca.
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Por ejemplo -según la Comisión de Debates Presidenciales- el primer debate presidencial entre los dos candidatos está agendado para este 26 de setiembre. El encuentro se realizará en la Universidad Hofstra, en Hempstead de Nueva York (originalmente el debate se realizaría en Ohio en la Wright State University, pero el lugar se cambió debido a los costos de seguridad en los que incurría la institución)
Otros tres debates están programados durante el mes de octubre. El martes cuatro de octubre los candidatos a la vicepresidencia (Tim Kaine y Mike Pence) se enfrentarán en Virginia, en la Universidad Longwood.
Una semana después, el domingo 9 de octubre, la Universidad de Washington será sede de un segundo encuentro entre Clinton y Trump. El último y tercer debate presidencial está programado el 19 de octubre en la Universidad de Nevada, en Las Vegas.
Los encuentros conducen hacia el 8 de noviembre: día de la elección, establecida por ley para el martes que sigue después del primer lunes de noviembre. El 20 de enero del 2017 Barack Obama dejará la Casa Blanca y el 45 ° presidente de Estados Unidos tomará su sitio en el Despacho Oval.
Dos visiones de un mismo país
Las convenciones de los partidos Demócrata y Republicano plantearon al electorado un duro interrogante: ¿Está el país a la deriva?
¿El estadounidense vive en el país que pintan los republicanos: una nación que supo ser poderosa y que se inclina ahora ante los adversarios, temerosa del crimen y el terrorismo? ¿O vive en el país que describen los demócratas: una nación todavía fuerte, que cumple un papel importante en la escena mundial?
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Donald Trump ha mantenido su estilo discrusivo. Estados Unidos vive un “momento de crisis” , dijo en el cierre de la convención republicana. “Nuestro estilo de vida” se ve amenazado.
Sus palabras reflejaron la idea de que el país avanza en la dirección equivocada: inmigrantes sin permiso de residencia invaden la nación y matan a estadounidenses; manifestaciones contra la policía dan paso al asesinato de agentes; se cercena la libertad de expresión por el énfasis en no ofender a nadie; pactos comerciales hacen que muchos trabajos se vayan al exterior.
Hacen falta cambios profundos, dijeron los oradores. Y no se puede esperar eso de Clinton, a quien los republicanos describen como una política deshonesta
Los demócratas también ofrecieron un panorama sombrío del país... el del 2008. La bolsa de valores se había desmoronado, el desempleo estaba por las nubes y las empresas fabricantes de autos corrían peligro de desaparecer.
Ahora, tras ocho años de gobierno de Barack Obama, la economía crece nuevamente. Fuerzas estadounidenses mataron a Osama bin Laden. Millones de personas tienen hoy seguro médico gracias a un nuevo plan de salud de Obama. El matrimonio entre personas de un mismo sexo es un derecho amparado por la constitución.Los demócratas admiten que todavía hay mucho que hacer. La brecha entre ricos y pobres sigue siendo demasiado grande, arrecia la violencia y el uso de armas de fuego y las tensiones entre la policía y los negros generan episodios fatales. Pero Trump solo empeorará las cosas, afirman. Lo pintan como un pendenciero ególatra y embustero, peligrosamente ignorante, que no sabe nada de los asuntos nacionales ni de política exterior.
La única esperanza era Clinton. “ No dejen que nadie les diga que nuestro país es débil ” , dijo Clinton a los delegados. “ No lo somos ” .
¿Qué píensa el ciudadano común?
Las encuestas reflejan un panorama complejo. Abrumadoramente dicen que el país avanza en la senda equivocada. Obama, sin embargo, es bien visto.
Peor, ¿dónde están los insatisfechos?
Las elecciones presidenciales las decide un recuento de votos estado por estado, no las encuestas nacionales. Clinton tiene cierta ventaja. Si logra conservar los estados que ganó Obama, será la vencedora. Sus posibilidades podrían aumentar por el incremento que ha habido en la cantidad de ciudadanos no blancos, que tienden a favorecer a los demócratas.
Para ganar, Trump tendría que salir airoso en algunos estados que se llevó Obama. Sus mejores posibilidades estarían en estados industriales como Ohio, Pennsylvania y Wisconsin, donde abundan los obreros de raza blanca que han sufrido con la cambiante economía.
Muchos de ellos son demócratas, pero Trump espera que se identifiquen con la visión negativa de los republicanos y no con la más optimista de los demócratas.