La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) dio el visto bueno a las políticas educativas de Costa Rica el pasado 31 de julio.
Andreas Schleicher (director de Educación de la OCDE y coordinador de las pruebas PISA) y su equipo, examinaron el perfil educativo de Costa Rica y evaluaron favorablemente al país, pero resaltaron extensos retos en la calidad docente, la oferta educativa y la equidad en el acceso.
Aquí un resumen de la conversación que EF mantuvo con el investigador.
¿Es cuantiosa nuestra inversión educativa? ¿Es suficiente?
—Hay áreas en las que la inversión todavía no es suficiente. En edades tempranas –niños de dos o tres años– ahí no se está haciendo el nivel de inversión necesaria.
“En la educación primaria creo que se gasta lo suficiente, pero deben encontrar vías para gastar mejor: atraer los maestros más talentosos a las zonas con más desventaja. Muchas escuelas son muy pequeñas, y eso hay que cuestionarlo. En educación superior, Costa Rica gasta mucho más que cualquier otro país: 1,5% del PIB. La pregunta es cómo encontrar más equidad. Si usted obtiene un buen título de colegio, tienes acceso a la universidad y el Gobierno te da más dinero. Si no lo logras, debes ir al sector privado y pagar enormes sumas”.
Los incentivos para estudiar se han multiplicado cinco veces en los últimos quince años. ¿Qué evaluación hace de ellos?
—En escuelas, las becas no están llegando a los niños más brillantes de las familias pobres. Se necesita más esfuerzo en asegurarse de que son los más brillantes, y no los más adinerados, los que tendrán las mejores oportunidades. Los niveles de becas son buenos, pero la forma en que se distribuyen debe pensarse más.
“En secundaria creo que ha sido un gran éxito. La participación ha mejorado muchísimo y ha ayudado mucho para avanzar a un acceso universal”.
Pero aún la deserción sigue siendo muy importante...
—Creo que no es una pregunta sobre becas sino sobre cómo diversificar mejor la educación secundaria. La gente aprende de forma diferente y, algunas veces, se aprende diferente en diferentes etapas de la vida.
“Hoy, la única ruta para el éxito es que obtengas todas las calificaciones de un bachillerato. Así que no es un problema de dinero, es que los colegios solo valoran un tipo de habilidades académicas. Tener un mejor grupo de estudiantes con potencial y talentos pasa por reconocer diferentes acercamientos para aprender.
“Sabes, la deserción es también un fenómeno sobre qué tan ‘relevante’ es, para mí, estudiar . La gente de los ambientes más desventajosos puede no encontrar el sentido de aprender muchas cosas para su futuro y sus vidas. Diversificar es clave”.
¿La educación dual y técnica sería clave?
Lo creo. Ofrecer a los estudiantes diferentes caminos. Hoy no hay mucho de dónde elegir.
Se gradúan 10.000 docentes por año y no hay mecanismos para conocerlos. No hay pruebas, entrevistas o perfiles de contratación. ¿Cuán grave es eso?
—La calidad de la educación no puede nunca exceder la calidad de los maestros. El problema es que la mayoría de las carreras no están siquiera acreditadas. No sabemos la calidad de los cursos que llevan. Sin embargo, antes de hablar de la evaluación de maestros, deberíamos hablar de la evaluación de los programas de enseñanza para maestros. Si lo logran, harán una mejora enorme.
“El segundo punto es que, aunque hay mejoras de competitividad, tiene que haber mejor retroalimentación para los profesores y más liderazgo. Los directores de los colegios y escuelas son administrativos y no son líderes sobre cómo enseñar”.
¿Hay mucha burocracia y control alrededor de los maestros? ¿Se necesita más autonomía?
Muchísima, lo creo. Pero más autonomía requiere de más capacidad. Si quieres que las escuelas sean más autónomas necesitas buenos directores. Costa Rica tiene que aumentar la autonomía y, tienes razón, el país está al final de la lista en eso. Pero también debe aumentar la capacidad de liderazgo en términos de enseñanza, no de administración.
Nuestros estudiantes no son buenos leyendo, no saben resumir y no les gustan las matemáticas, según PISA. ¿Qué nudos impiden mayor calidad educativa?
—Hay que responder a la pregunta sobre cómo hacer el aprendizaje un proceso más relevante. Uno de los pasos más grandes que han hecho es crear un currículo que pone énfasis en la aplicación y competencia del conocimiento. Eso está muy bien, pero es un pedazo de papel, y aún no se ha logrado transformar en una mentalidad de los profesores, que no deben transmitir conocimientos preconstruidos, sino que deben coconstruir el conocimiento con sus estudiantes. Aprender debe ser un proceso relevante.
Algunos candidatos presidenciales plantean eliminar las pruebas de bachillerato. ¿Qué impacto tendría hacerlo?
Eliminar el bachillerato será como cerrar los ojos: ustedes se quedarán ciegos si lo hacen. El examen es muy importante para decirle a los estudiantes qué es relevante y para enseñarle a los profesores qué pueden mejorar. Incluso los empleadores pueden conocer qué saben los estudiantes. Pero hablábamos antes de hacer la educación más amplia, para que si los estudiantes que tenían un gran éxito, pero solo en algunas materias, pudieran obtener un reconocimiento por eso. Hay que hacer el bachillerato más diverso, más abierto para que pueda reconocer diferentes fortalezas y debilidades, en lugar de decir que todos tienen que pasar el mismo examen.
La crisis de los años 80 tuvo unos efectos devastadores en nuestra educación. De esa generación, un 68% no logró graduarse del colegio. Ellos son la fuerza laboral de hoy en día. ¿Qué podemos hacer para ayudarles?
Creo que este es uno de los más grandes retos que Costa Rica enfrenta. La gente que tiene más años casi no tiene oportunidades. En teoría, el sistema permite a la gente volver a la secundaria, pero –de nuevo– el sistema es muy rígido y académico. Si, realmente, quieres incentivar que vuelvan a estudiar, tienes que darles las herramientas relacionadas con su vida, con su trabajo. Hay que traer más de ese aprendizaje en el espacio de trabajo, integrar el mundo del trabajo en el mundo del aprendizaje, e impulsar a los empleadores a incorporarlas.
Incluir a las mujeres en la economía es uno de nuestros mayores retos. ¿Qué hacemos bien y mal al respecto?
—Costa Rica tiene una de las tasas más bajas de participación estudiantil en niños de dos o tres años. Para cualquier mujer, eso es una barrera para participar en el mercado laboral. Proveer a las mujeres mejores oportunidades para avanzar en los empleos es importante, pero es más fácil proveer buenos espacios de educación temprana que permita combinar trabajo y familia.
¿Cómo nos evalúa en educación sexual, interpersonal y financiera? ¿Debería estar la educación sexual en manos de las familias o de las escuelas?
—La educación (y el sistema educativo) existe para que las personas tengan más éxito en la vida. Las habilidades para la vida son realmente lo que hace falta. Creo que hacer el aprendizaje relevante es incorporar las habilidades socioemocionales.
Hoy son centrales preguntas como: ¿puedes trabajar con otras personas que piensan distinto a ti? ¿puedes colaborar en un mundo cada vez más diverso?
La economía y el mundo de trabajo cambia y un país como Costa Rica no está inmune a ello. Así: ¿cómo pueden las personas lidiar y aprovechar los cambios?
“En sexualidad, aún no tenemos muchas comparaciones, pero las escuelas tienen una enorme responsabilidad. Si vienes de una familia rica, tendrás probablemente toda la educación que necesites y la escuela no será tan importante. Si vienes de una familia pobre, solo tienes una oportunidad y esa única oportunidad es la educación... Por eso, los retos de la vida no deben dejarse fuera de la escuela”.
Usted hablaba sobre el alto gasto en educación superior. ¿Qué tal lo hacemos en términos de equidad?
El sistema de ustedes trabaja así: tienes una buena nota en el colegio y accedes a las mejores universidades. Si puedes pagar por un colegio privado tienes muchas más probabilidades de llegar. El sistema está muy parcializado hacia los privilegiados. Las personas pobres no están logrando tener las oportunidades que merecen.
El segundo reto es, simplemente, la calidad. Las más prestigiosas universidades de Costa Rica están bien. Pero mire las universidades privadas: nadie sabe lo que ofrecen. Como persona joven no sabes cuán buena es una universidad. Como gobierno deberías saberlo y deberías asegurarte de que cada estudiante escoja lo mejor.
Por último, hay que hacer la educación universitaria más asequible. No creo que se requiera de más dinero para eso. No creo que esté mal darle préstamos a la gente, no es un mal sistema. ¿Quieres estudiar? Estudia, pero cuando tengas un buen salario, devuelve el dinero. Es una de las mejores formas para recortar la brecha financiera, pero la más importante es la de equidad.
¿Cuáles fueron las principales recomendaciones que dan a Costa Rica a corto y largo plazo?
—En el corto plazo, la educación superior tiene que acreditarse. Hay que asegurarse de eso. No es tan difícil. En el Congreso hay una propuesta para eso, debe hacerse rápido, tendrá un impacto enorme.
“En el mediano plazo, hay que verificar la eficiencia en el gasto, ver que el acceso es equitativo.
“En el largo plazo, ¿puede Costa Rica soportar escuelas tan fragmentadas?, ¿es sostenible, en términos de calidad, tener escuelas de un solo maestro?
“Por último, también, se necesita más inversión en la educación temprana. Al momento, la educación temprana no es el negocio de nadie, pero ese debe ser el negocio de todos”.