Teherán. Las protestas en Irán aumentan y se están volviendo más violentas, pero los analistas consideran que la falta de liderazgo y apoyo político muestra que será difícil mantener su auge.
“En la medida en que las protestas sean más violentas más rápido terminarán, independiente de si la violencia es iniciada por la policía antidisturbios o los manifestantes”, indica Adnan Tabatabai, analista iraní y director del think tank CARPO, con sede en Alemania.
Informes de este martes señalan que dos miembros de las fuerzas de seguridad murieron por balas, mientras seis manifestantes fallecieron cuando intentaban atacar un puesto policial, todos estos hechos ocurrieron en la provincia de Isfahan.
“Esto hará que la represión sea más justificable y que la solidaridad del pueblo iraní sea limitada”, dijo Tabatabai.
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Ellie Geranmayé, del Consejo europeo de relaciones exteriores, dijo que el mensaje del martes del líder supremo Ayatola Ali Jamenei en el que acusa de la rebelión a los enemigos exteriores, sugiere que es inminente la aplicación de medidas más severas.
“Dudo que estas protestas se le escapen del control al régimen como lo predicen algunos analistas en Washington”, dijo.
“El líder supremo no está dando motivos para más protestas. Si el balance de muertos aumenta, pienso que veremos más represión en las ciudades pequeñas, con el envío de las fuerzas del orden de otras amplias áreas donde reina la calma”, agregó.
Sin embargo, Tabatabai dice que algún acontecimiento impredecible puede cambiar el rumbo de los eventos, como la muerte simbólica de un manifestante o la declaración inflamable de alguna autoridad.
Grandes manifestaciones tomaron las calles de Teherán tras acusaciones de que los resultados de la reelección del ultraconservador Mahmud Ahmadinejad en 2009 fueron amañados.
Los derrotados líderes reformistas se convirtieron en los líderes obvios de lo que se denominó entonces el “Movimiento verde”, pero éste fue reprimido finalmente con medidas muy drásticas.
Los manifestantes de hoy “no cuentan esta vez con ningún fuerte apoyo en el campo reformista”, dijo Geranmayé.
Los reformistas “quedaron quemados por esas medidas radicales de entonces. Ahora quieren trabajar a través del proceso político”, añade.
El presidente reformista Mohamad Jatami, a quien se le ha prohibido hacer apariciones públicas desde las manifestaciones de 2009, denunció este martes la actual rebelión.
Mohamad Ali Shabani, editor del Pulso iraní para Al Monitor, afirmó por su parte que la falta de liderazgo en esta ocasión será una ventaja, pues no hay objetivo preciso para las autoridades.
Pero a la vez esto hace difícil que las protestas puedan evolucionar hacia un movimiento coherente, con reivindicaciones claras.
“Al carecer aparentemente de una organización política y estar desconectados de las élites, inclusive las reformistas, los manifestantes más radicales no tienen aliados entre la clase política”, agrega Shabani.
“En la medida que sus reivindicaciones no pueden ser canalizadas, este segmento puede radicalizarse y volverse más violento, haciendo que otros manifestantes ya no salgan a las calles y que la represión sea más dura por parte del gobierno”.
El presidente Hasan Rohani llegó al poder prometiendo mejorar la economía y las libertades cívicas, pero las protestas han mostrado la profunda frustración a falta de progresos.
Sin embargo, Rohani puede sacar ventaja del caos.
“Si logra traer la calma en unas dos semanas puede salir fortalecido como un buen gestor de la crisis”, dice Tabatabai.
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“Pero deberá tomar en serio las demandas en materia social y económica”, añadió, comenzando por parar algunas medidas de austeridad tomadas para el último presupuesto, lo que trajo recorte de subsidios y el aumento del precio de los combustibles.
Algunas reformas claves también se requieren, dice Shabani, como permitir las reuniones pacíficas, que en teoría están garantizadas por la Constitución.
“Y debe hablar con el Líder supremo para convencerlo de la necesidad de enfrentar a los centros de poder que no rinden cuentas”, puntualizó Shabani.
Rohani ha tenido problemas con los Guardianes de la Revolución en los últimos años, al tratar de que sus grandes negocios sean más transparentes y puedan ser objeto de impuestos.
“Lanzó la primera salva al decidir que la carga presupuestal de este año sea más transparente”, añade Shabani. “Ahora tendrá que hacer realidad tales medidas”, concluyó