El proyecto de construcción del Canal de Nicaragua ya tiene fecha de inicio: 22 de diciembre.
El gigantesco proyecto de 278 kilómetros de largo representa oportunidades y retos por igual para el sector productivo local.
Las opciones de logística para el envío de productos locales a otros destinos vía el país del norte, se multiplicarían.
La inversión de $50.000 millones en la vía transocéanica podría estimular el consumo de los nicaragüenses, un mercado importante para las exportaciones costarricenses.
Además la construcción, que incluye carreteras, 12 exclusas, fábricas y hoteles, sería una oportunidad para profesionales y empresas nacionales.
No todo será beneficio. Fiorella Bulgarelli, directora ejecutiva de la Cámara de Exportadores de Costa Rica (Cadexco), aseguró que es el momento idóneo para que el país vuelva sus ojos a lo interno y piense desde ya a qué obras apostar para que el canal se convierta en un aliado.
La necesidad de mejora en infraestructura vial y portuaria, son señaladas por los empresarios como puntos clave para sacar mejor provecho a la vía que pretende llegar a movilizar un 3,9% de la carga marítima mundial.
La obra en el vecino país está a cargo de la empresa china HK Nicaragua Development Invesment (HKND) y ha sido defendida por el Gobierno nicaragüense como una forma de generar ingresos y puestos de trabajo para reducir la pobreza.
Impacto positivo
Karina López, analista económica de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer), defiende la tesis de que la construcción del canal en Nicaragua traerá más dinamismo económico a ese país, contribuirá a la generación de empleo y dará espacio a servicios colaterales (logística, transporte, mantenimiento).
Lo anterior, se vería traducido en el mediano y largo plazo en la posibilidad de que los nicaragüenses incrementen su ingreso per cápita.
En 2013, Nicaragua registró un ingreso bruto per cápita al año de $1.831, el menor de Latinoamérica, según el Banco Central de ese país.
“Nicaragua es el quinto destino de las exportaciones costarricenses. Una mejora en el nivel de ingreso en Nicaragua podría impulsar el consumo y las importaciones”, enfatiza López.
Salsas y preparaciones alimentarias, medicamentos y laminados de acero están entre los productos que más ha vendido Costa Rica en el país vecino durante el 2014, según datos de Procomer.
Por otra lado, la construcción del canal brindaría nuevas opciones logísticas para el envío de productos costarricenses a otros destinos vía Nicaragua, lo que podría mejorar la competitividad.
En ese sentido, empresas ticas en el tema de traslado de mercancías serían las más beneficiadas.
“El tema del trazado de la ruta juega un papel muy importante, pero podemos suponer que con el canal el transporte hacia los puertos del Atlántico, por ejemplo, incrementaría. Ahí encontramos una fortaleza”, comentó la ejecutiva de Cadexco.
Por último, se perfila en menor medida, una generación de oportunidades para empresas costarricenses relacionadas con bienes y servicios de construcción.
Estas empresas podrían convertirse en potenciales proveedores durante la construcción del canal, dado el tamaño de la obra y la gran demanda de bienes y servicios que requerirá.
En un contexto como el que generó la ampliación del Canal de Panamá, la cuarta excavasión seca de esa obra, por ejemplo, fue otorgada al consorcio iberoamericano Meco por un monto cercano a los $267,79 millones.
“Todo esto claro es pensando en el supuesto de que la idea se materialice”, enfatizó Bulgarelli.
Se prevé que el canal cuente con obras adyacentes como un aeropuerto, una zona de libre comercio, complejos turísticos, fábricas y un puente sobre la carretera Panamericana cuyo desarrollo podría prolongarse hasta el 2024.
Por mejorar
Es el aumento en el transporte de las mercancías que traería el nuevo canal lo que pone en jaque la infraestructura local.
Sobresale la necesidad de reducir los costos logísticos, agilizar y modernizar los pasos fronterizos, mejorar la seguridad terrestre y la calidad de las redes de transporte, como los principales focos de atención.
Francisco Quirós, director ejecutivo de la Cámara Nacional de Transportistas de Carga (Canatrac), aseguró que esta es una necesidad inminente desde hace más de 10 años, cuando se dio una transformación de la producción nacional. Ahora el canal vuelve a ponerlo sobre la mesa.
A criterio de Quirós, se debe evaluar la ejecución a la brevedad de un proyecto como el canal seco. Este uniría los puertos del Pacífico con el Caribe a través de una línea férrea de más de 300 kilómetros, sobre la que los bienes que requieren atravesar de un lado a otro el país para llegar a otros mercados lo hagan de una forma expedita.
“De ser una realidad el canal, tendríamos dos países vecinos compitiendo en un mercado muy importante como el trasiego de contenedores, y una Costa Rica en el centro que debe ser fortalecida”, enfatizó el director de Canatrac.
A esa obra, debería unirse una vía a la provincia de Limón ampliada y rehabilitada en el menor tiempo posible.
Condiciones técnicas y legales siguen siendo discutidas y nublan el desarrollo de ese plan.
“Son estos proyectos en los que debemos enfocarnos y con lo que Costa Rica podría competir. De tenerlos al momento de concluido el canal, el impacto sería casi imperceptible y por el contrario, nos veríamos fortalecidos”, agregó Bulgarelli.
En materia de infraestructura portuaria, el concretar la Terminal de Contenedores en Moín es un tema que también preocupa al sector productivo.
Cifras de Procomer señalan la importancia de esa vía. Por los puertos del Atlántico se exportan, diariamente, $12,7 millones, monto que representa un 40% del total de las exportaciones diarias de Costa Rica.
A su vez, según estimaciones de la Promotora, unos 693 contenedores de 20 toneladas salen a diario desde el Caribe.
“Limón recibiría sin lugar a dudas una mayor cantidad de buques con el canal de Nicaragua y se debería tener infraestructura que aporte y no que genere atrasos. Es evidente la urgencia de invertir”, comentó Quirós.
El canal deja además latente una eventual amenaza en cuanto a la disponibilidad de mano de obra para actividades agropecuarias y de construcción, en las cuales la población nicaragüense contribuye.
En definitiva, la construcción del canal sigue en papel, pero la necesidad del país de una mejora en su infraestructura no tendría que depender de que este se concrete.