INICO: El riesgo Trump: ¿Qué significa para Costa Rica?
En materias de comercio exterior, las políticas y propuestas proteccionistas de un eventual ''Presidente Trump'' tendrían consecuencias no deseadas en la economía de Costa Rica.
Aunque en varias ocasiones Donald Trump se ha manifestado a favor del libre comercio siempre y cuando sea ''justo'', el republicano ha externado su desacuerdo absoluto con los tratados de libre comercio que su país sostiene actualmente.
Trump afirma que Estados Unidos ha resultado ser el gran perdedor económico de sus acuerdos comerciales y asegura que son los culpables del déficit comercial, el lento crecimiento de los salarios y la pérdida de miles de empleos en la última década, sobre todo en el sector de manufactura.
Los dos tratados comerciales a los que Trump hace referencia frecuentemente son el Acuerdo Transpacífco (TPP) y el Tratado de Libre Comercio de Estados Unidos con México y Canadá (Nafta, por sus siglas en inglés).
El TPP es un acuerdo entre 12 naciones (Australia, Brunei, Canadá, Chile, Perú, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Singapur y Vietnam) que se firmó en octubre del 2015. No ha entrado en vigor pues sigue a la espera de su ratificación en muchos de los países firmantes, incluyendo Estados Unidos.
El pacto representa la formación de un nuevo bloque económico que compone apróximadamente 40% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, constituye un tercio del comercio del planeta y abarca un mercado de 800 millones de personas.
Trump enfatizó en el debate organizado por Fox y el Wall Street Journal en noviembre del 2015 que el TPP ''es un acuerdo horrible que solamente traería problemas'', argumentando que es un tratado diseñado para favorecer a China (aunque China no forma parte del mismo) y declaró que bloquearía el acuerdo si no se ratifica este año en el Congreso.
El Nafta es el tratado de libre comercio entre los países norteamericanos, vigente desde 1994. Su objetivo es facilitar y promover el comercio y la inversión entre Estados Unidos, México y Canadá, a través de la eliminación de barreras arancelarias y el establecimiento de un marco jurídico para las relaciones comerciales.
En una entrevista para CBS en setiembre del 2015, Trump calificó al Nafta como un ''desastre'', criticó a sus negociadores y confirmó que renegociaría o incluso denunciaría el tratado de libre comercio con sus países vecinos, asegurando que ''cada acuerdo tiene su fin''.
Aunque el artículo primero de la constitución estadounidense le otorga al Congreso la potestad de regular el comercio internacional al concederle la responsabilidad de imponer aranceles y aprobar e implementar los tratados comerciales, el presidente de los Estados Unidos tiene el poder de decidir si se retira unilateralmente de un acuerdo internacional, una medida que en todo caso se considera extrema.
Si Trump llegara a ser presidente, la posibilidad de que Estados Unidos rechace el TPP y denuncie el Nafta es una realidad que llegaría a afectar no solo a los países involucrados, sino también a la economía global.
La decisión de renegociar o eliminar el TPP y el Nafta no tiene un efecto directo en Costa Rica. Sin embargo, si Trump fuese consistente con sus afirmaciones en contra de los tratados de libre comercio actuales, una eventual renegociación o denuncia del Tratado de Libre Comercio con Centroamérica y República Dominicana (Cafta-DR, por sus siglas en inglés), del cual Costa Rica sí forma parte, es también posible.
Esto tendría repercusiones negativas en la economía nacional, ya que Estados Unidos es actualmente nuestro mayor socio comercial y lo ha sido por los últimos años. Hasta el 2016, un 39,28% del total de exportaciones costarricenses se dirige a este país y un 39,23% de las importaciones nacionales provienen del mismo, según datos de Procomer.
La ruptura del Cafta dificultaría las relaciones comerciales con Estados Unidos, afectando negativamente los ingresos que generan las exportaciones a ese país y aumentando el costo de los productos norteamericanos que ingresarían a Costa Rica. Asimismo, afectaría el ambiente de inversión y el país tendría dificultades para seguir atrayendo nuevos proyectos, ante la ausencia de preferencias arancelarias en su principal mercado de exportación.
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Aun si Trump decidiera no renegociar el acuerdo comercial que involucra directamente a Costa Rica, la disolución de otros tratados, como el Nafta y el TPP, tendría consecuencias negativas en la economía costarricense por dos razones principalmente.
Por un lado, la integración de la economía global, la cual ha sido un eje de la política de Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial con el fin de crear interdependencia entre los países y así prevenir conflictos internacionales, se vería severamente afectada.
Si Estados Unidos rechazara el TPP, esto probablemente significaría el fracaso total del acuerdo, pues sin este país no se lograría alcanzar el total de 85% del PIB de los 12 países involucrados, que como mínimo exige el acuerdo para su entrada en vigencia.
El economista C. Fred Bergsten, quien fungió como Asistente de Asuntos Internacionales para el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, advierte que la no-implementación del TPP tendría consecuencias importantes en la política internacional, sobre todo porque significaría cederle Asia a China. El poderío de China es precisamente lo que Trump teme y trata de evitar con sus propuestas.
En general, que Estados Unidos denuncie los acuerdos comerciales que mantiene implicaría una disminución de la integración económica mundial y una pérdida de liderazgo en ese proceso, lo cual incrementa implícitamente la posibilidad de conflictos entre países que no encuentren integradas recíprocamente sus economías.
Además, que Estados Unidos rechace sus tratados comerciales tendría efectos negativos en el sistema multilateral de comercio y en las negociaciones que a duras penas sobreviven en el foro de la Organización Mundial de Comercio (OMC), abriendo la posibilidad de que inicie una guerra comercial, cuando se imponen aranceles y otras barreras al comercio de países terceros. Esto podría eventualmente tener efectos nefastos similares a la Gran Depresión de 1930, la cual impactó al mundo entero y condujo a la Segunda Guerra Mundial.
Por otro lado, las propuestas de Trump tendrían también consecuencias importantes en la economía interna de los Estados Unidos, sobre todo si llegara a concretarse el rechazo del Nafta.
Romper con el Nafta tendría varias implicaciones. La desconfianza generada por Estados Unidos y la falta de un marco jurídico establecido que garantice el acceso preferencial y facilite y proteja las inversiones entre esos países crearía una gran incertidumbre. Esto influiría negativamente en la inversión de parte de compañías estadounidenses y en su capacidad para competir globalmente, lo cual disminuiría empleos o al menos no generaría nuevos (tanto en México como en Estados Unidos). La creación de empleos es precisamente lo que Trump intenta lograr.
Dar por terminado el acuerdo con sus dos principales socios comerciales afectaría el dinamismo de la economía estadounidense al subir los aranceles de las importaciones de estos países y aumentar los costos de producción para las empresas norteamericanas establecidas en México o en el mismo Estados Unidos. Esto resultaría eventualmente en precios más altos, menos consumo y menos empleo – en fin, una economía estadounidense estancada.
Donald Trump no solo ha planteado bloquear o retirarse de los acuerdos comerciales internacionales que Estados Unidos mantiene, sino que también se ha comprometido a subir los impuestos arancelarios todavía más por aparte.
Esta segunda propuesta tendría sus propias consecuencias en la economía global y en la economía estadounidense y, de esta manera, en la economía de Costa Rica.