En Costa Rica cuesta pagar impuestos

Pese a algunos esfuerzos que ha hecho la administración tributaria, aún el país está debiendo en herramientas eficientes y claras hacia los contribuyentes, por lo que sigue siendo muy difícil pagar los impuestos.

Costa Rica ocupa el lugar 125 en el ranking mundial sobre cuán fácil, o difícil, es la cancelación de los tributos, según PricewaterhouseCoopers (PWC).

Según los datos de PWC, en el país una empresa requiere un promedio de 226 horas al año (un promedio de 18 por mes) para cumplir sus obligaciones y lograr el pago de todos los impuestos.

En América Central, el país se ubica de segundo mejor, a solo un escalón de diferencia de Guatemala, que ocupa el puesto 124.

En el continente, Costa Rica supera a países como Uruguay, Argentina, Brasil y Venezuela. Sin embargo, hay otros de la región que están en mucho mejor lugar de la clasificación, como Chile, México, Perú, Ecuador y Colombia.

En el ranking mundial, solo Canadá, del continente americano, tiene el privilegio de estar entre los 10 primeros.

Los países árabes son los que más se destacan.

Especialistas en tributación consultados por EF coinciden en que el Gobierno tiene que hacer un mayor esfuerzo para mejorar su lugar y meterse al menos entre los primeros 100.

Sobre todo señalan que se requiere mayor flexibilidad para concretar los pagos, mejorar la parte normativa, ofrecer un sistema digital más eficiente y trabajar en servicio al cliente.

El director general de Tributación Directa, Carlos Vargas, admite que hay tareas pendientes. Empero, enfatizó que hay acciones en marcha para cambiar este panorama de pago complicado.

“Este dato hay que verlo también en relación con el informe Doing Business, donde hemos avanzado 12 puestos. Una razón es porque estamos impulsando un proceso de facilitación del cumplimiento voluntario de las obligaciones tributarias”, dijo.

En el Doing Business , el país pasó del puesto 122 al 110, en el último año.

Además, el jerarca alegó que hay otros pasos que se sentirán en un futuro cercano. “Algo que bajará esa cifra es el hecho de que ya no se requieren los libros contables en papel, sino que se pueden llevar en forma digital”, añadió.

Por corregir

Sin embargo, hay mucha tarea por corregir, como en materia de los arreglos de pago por parte de los contribuyentes.

La administración tributaria tiene potestad para hacer arreglos de pago, pero la normativa interna de impuestos es rígida en este sentido y esto hace que muchos clientes se queden fuera de los parámetros y aparecen como morosos con mucha rapidez.

Según explicó el abogado especialista en tributos José María Oreamuno, esos parámetros son muy exigentes, por lo que aunque el cliente quiera ir pagando poco a poco no lo logra. “Falta más flexibilidad, porque las normas de arreglos de pago son inflexibles y Hacienda dice: o se alinea, o lo mando a cobro judicial y no es lo mejor para nadie”.

También hay señales en rojo en la parte normativa.“La legislación existente es considerada oscura y engorrosa”, dijo el exdirector de Tributación Directa y socio director de Deloite, Alan Saborío.

Los jerarcas del Ministerio de Hacienda son conscientes de que hay deficiencias en la normativa.

“Hay un impuesto de ventas a medias, que no grava la parte más dinámica de la economía, un impuesto de renta basado en renta territorial y el esquema de imposición cedular, lo que limita las condiciones del sistema, deja rentas sin gravar como las ganancias de capital”, admitió Vargas.

Sin embargo, incluso los esfuerzos de corrección han tenido problemas. En los últimos 10 años se han votado en primer debate dos reformas amplias al sistema tributario, pero no han logrado recibir segundo debate, porque encallaron en la Sala IV.

Colapso digital

Entre las críticas al sistema digitalizado, varios expertos alegan que colapsa cuando llega la fecha de pago de impuestos, pese a las inversiones que se han hecho.

Oreamuno insistió en que si el sistema no es robusto, muchos usuarios de distintos impuestos van a estar en la misma fecha queriendo acceder y eso obstaculiza la recaudacíón.

Incluso el proyecto de Tributación Digital, tras el pago de alrededor de $18 millones, no logró extenderse y fue catalogado por algunos como “fracaso”, por la dificultad para extenderlo.

Para Saborío, una herramienta como la factura electrónica, por ejemplo, no es solo un mecanismo de control, sino una herramienta para facilitarle los trámites a los usuarios.

Vargas alega que el problema se está enfrentando. A raíz de la mala experiencia del año pasado, se hizo un trabajo en el sistema y a partir de febrero no ha generado problemas. “Minimizamos los riesgos y tenemos el sistema bajo supervisión. Estabilizarlo nos ha permitido buscar una alternativa para tener una herramienta más eficiente”, dijo.

Clientes, no administrados

La visión que tiene la administración tributaria sobre los contribuyentes debe cambiar, dice Saborío. En su criterio, a quienes pagan los tributos se les debe ver como clientes especiales y no como administrados.

“No es solo fiscalización y dar garrote, es mejorar el servicio porque todos son clientes, así es como se les debe tratar”.

Vargas sale al paso y afirmó que desde que asumió la DGT está trabajando en facilitarle al contribuyente esa posibilidad y darle el trato correspondiente. “Yo estoy decidido a facilitarle el camino a quien quiera cumplir; pero al que toma la decisión de no cumplir, le aplicamos mano dura. No nos queda otra alternativa que aplicar el rigor del ordenamiento jurídico”, sentenció.

De momento, la realidad es que en Costa Rica, pagar impuestos es una cruzada cansada.

El país tiene así varias cartas sobre la mesa para jugar en favor de las mejoras que se requieren para facilitarle a los usuarios el pago de impuestos. Pero el balance aún es insuficiente.