Con un clima y una irradiación solar privilegiados, Costa Rica posee las condiciones necesarias para generar más electricidad de esa fuente que se desarrolla a pasos agigantados en el mundo.
El país posee modernas plantas hidroeléctricas que son, según los investigadores, el complemento idóneo de la energía solar.
La Asociación Costarricense de Energía Solar (Acesolar) incluso considera que las plantas hidroeléctricas pueden almacenar la energía solar en los generadores que funcionan como motores para producir el bombeo de retorno del agua.
Hoy, la generación con base solar, pese a ser aún incipiente, genera más de 1.000 empleos en 30 empresas asociadas al sector.
Privilegio desaprovechado
Datos proporcionados por la doctora Mónica Morales Masís, costarricense que labora en la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), Suiza, indican que si se instalaran paneles solares en el techo de una de cada diez viviendas de Costa Rica (1,2 millones de casas), se podría cubrir con esa energía limpia el 10% de la demanda de la electricidad que actualmente se produce con combustibles.
El ahorro sería significativo en ese escenario.
Según datos de la Autoridad Reguladora de Servicios Públicos (Aresep), en 2015 el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) gastaría ¢56.152 millones en compra de combustibles para la operación de sus plantas térmicas.
Esas instalaciones generarían un 5,73% de la demanda eléctrica estimada para este año. Durante la época seca, ese tipo de generación alcanzaría un 8,95%.
Más capacidad en espera
Las condiciones climáticas y de infraestructura nacionales hacen pensar a la Dra. Morales que todavía habría más oportunidad de mejora que permitiría cubrir la demanda creciente de electricidad con la fuente solar.
Acesolar va más allá. Con base en los cálculos de esa organización, la generación distribuida que inyecta electricidad con fuente solar a la red eléctrica nacional estaría, en pocos años, en capacidad de cubrir casi toda la demanda de energía del país. Esto cuando se reduzca el precio de los sistemas de almacenamiento que permitirían mitigar la variabilidad de la fuente solar y se incentive el crecimiento de los pequeños proyectos de esta generación, pues los grandes tienen rentabilidades mayores por cada watt instalado.
Sin embargo, el país no aprovecha más que una pequeña parte de la irradiación solar y genera apenas 10 megavatios, cantidad máximo que fijó el ICE un plan piloto. El mismo que cerró en febrero pasado.
El nubarrón sobre la generación solar, precisamente, es la falta de claridad en las normas.
El ingeniero Jorge Blanco, de Acesolar, y Javier Orozco, jefe de Planificación y Desarrollo Eléctrico del ICE, coinciden en que la Aresep debe puntualizar lo antes posible aspectos como las tarifas de acceso a la red nacional para la generación distribuida, con una metodología clara en el reglamento de Planeación, Operación y Acceso al Sistema Eléctrico Nacional (Poasen).
Blanco insistió en que esa norma no debe exigir una concesión del Ministerio de Ambiente y Energía para que los pequeños generadores solares puedan ingresar a la red.
El otro escollo es la Ley N.° 7.200 que impide a los cogeneradores producir más del 15% de la energía que necesita el país.
Europa, en tanto, va en vía contraria. En Alemania las compañías de electricidad pagan una feed in tariff a las personas que generan electricidad con paneles solares y que tiene excesos que introducen a la red eléctrica.
Holanda devuelve impuestos hasta por 600 euros a las personas físicas que compren paneles.
Y en Suiza existe una ley que obliga a que las nuevas edificaciones cubran un 20% de la electricidad y un 30% del agua caliente con electricidad producida por fuentes renovables.
Además de las leyes, un cambio de mentalidad también parece indispensable para que Costa Rica aproveche su capacidad de generación con fuente solar.