No hace falta utilizar términos complejos y técnicos para definir lo que es una empresa familiar. En esencia, el factor determinante de la figura se encuentra en la interrelación de las palabras que componen su denominación: familia y empresa.
La empresa familiar es aquella que pertenece a un grupo de sujetos ligados por vínculos de parentesco. Estos sujetos, a la vez, deben tener influencia significativa sobre la gestión, el control y el desarrollo de esta.
Sorprendentemente, esta interrelación como característica fundamental de la empresa familiar representa, a la vez, su mayor obstáculo.
Si bien en América Latina el 90% de las empresas son familiares, solamente el 30% trasciende a la segunda generación. Estas estadísticas son alarmantes y la raíz del problema parece estar en el debido manejo de los elementos que componen la figura.
¿Cómo entrelazar la familia con la empresa, adecuadamente? Ese parece ser el reto máximo de la empresa familiar.
Evite conflictos
La coexistencia de entes tan determinantes, con intereses –en ocasiones– contrapuestos, hacen de la empresa familiar un contexto propenso al conflicto.
Ciertamente, la mejor medicina es la preventiva. El ordenamiento jurídico costarricense ofrece una serie de instrumentos que contemplan y lidian, de previo, con las diferencias que pudieren surgir en el entorno familiar-empresarial.
Sin embargo, estas herramientas jurídicas deben ir acompañadas por una línea de pensamiento clara y ordenada del grupo familiar empresario.
La clave para la gestión exitosa de una empresa familiar inicia con la distinción, a la hora de actuar, de la esfera que se está afectando y el elemento de la empresa familiar que está en juego.
En este sentido, ante la duda, quien actúa debe preguntarse: ¿estoy tomando una decisión dentro de un entorno estrictamente familiar? De ser así, habrá sentimientos e intereses personales de por medio. En este caso sí cabe valorar a fondo el pensar y sentir de todos los miembros del grupo familiar.
Por otro lado, ¿mi decisión incidirá en la empresa, directamente? Ante este presupuesto, deberán prevalecer los intereses del negocio como tal, el objetivo final de la empresa, su debido funcionamiento, su constante crecimiento y su continuidad en el tiempo. Deberán dejarse de lado los compromisos y vínculos afectivos entre los miembros de la familia empresaria.
Se tiene entonces que, por su naturaleza, la forma organizativa de la empresa familiar provoca el encuentro y entrelace de la esfera familiar y la empresarial. De ahí, las dificultades –así como los beneficios– propios de la figura.
El primer paso hacia el triunfo está, precisamente, en encontrar el balance entre los intereses familiares –desde una perspectiva axiológica– y aquellos intereses meramente patrimoniales del grupo familiar.
En otras palabras, el debido manejo de la empresa familiar implica la sana interacción entre los elementos que la conforman, sea: familia y empresa.
No obstante, debe tenerse claro que hay una línea delgada que separa dichos ámbitos. El éxito de la empresa familiar recae en reconocer la existencia de esta línea y respetar sus límites.