Algunos sectores del país, dentro y fuera de la Universidad de Costa Rica, demandan que ese centro de enseñanza sea más inclusivo.
Durante la campaña electoral para ser rector de ese centro de enseñanza, Henning Jensen prometió lidiar con tal petición. Su oferta concreta, hasta el momento, ha sido un plan piloto llamado "+ Equidad", cuyo fin es fortalecer el razonamiento cuantitativo y las habilidades comunicativas de estudiantes de décimo año del colegio, para mejorar su rendimiento en el proceso de admisión.
Esta es una continuación de tal diálogo, exclusiva para elfinancierocr.com
Para promover la equidad en la UCR un cambio sólido sería apoyar a más personas excluidas con más dinero, dar programas de acompañamiento más agresivos, hacer un año más de generales para que los rezagados se acoplen, etc. Los excluidos quedan fuera, muchas veces por motivos económicos. Mientras ellos están lejos sistema, se ha estimado que la UCR subsidia en alrededor de un 90% el costo real de la educación recibida de personas que claramente podrían pagar por una U, según datos de la tesis doctoral de doña Silvia Castro, rectora y presidenta de la ULACIT ¿Ese tema no le interesa a un programa que pretende promover la equidad?
-Eso está basado en datos que no son confiables (ríe).
¿Usted no confía en los datos de la investigación de doña Silvia?
-Pues sinceramente no.
¿Por qué?
-Ella no tuvo a todas las cifras universitarias. Usted tiene mucha más información y más exhaustiva que doña Silvia.
En el 2010, un programa de bachillerato en una universidad privada costaba, en promedio, ₡2,016,040. Un programa de bachillerato le costaba en ese momento al país ₡15,075,402, según estimaciones de la investigación de doña Silvia. El costo estatal es 7,47 veces superior que el privado ¿Entre las políticas de cambio no se habla de la forma de hacer más eficiente el manejo de los recursos públicos para ayudar con mucha más fortaleza a los jóvenes excluidos del sistema universitario?
-Podemos conjeturar por qué ella llega a esas conclusiones. Seguramente ella dividió el presupuesto universitario y entres los graduados de bachillerato.
Sí, básicamente, excluyendo los fondos usados para investigación.
-Es que la UCR no es un enseñadero. Usted sabe que hay una cantidad grande servicios y estructuras que no son solo el aula, ¿Cuál universidad privada tiene nuestras bibliotecas? ¿Cuál universidad privada tiene bases de datos a texto completo como la Universidad de Harvard? Nuestra educación es más cara. El promedio de gasto por estudiante va a ser, lógicamente, mucho más alto.
¿Qué quiere decir con que no es un enseñadero?
-Es decir, que no se limita únicamente a dar clases. Nosotros ofrecemos a nuestros estudiantes a la mejores fuentes bibliográficas del mundo, yo no sé cual universidad privada tiene eso. Yo sé que nosotros somos la universidad que hace a mayor escala ese gasto en Centroamerica. Yo no conozco de ninguna universidad privada que tenga una escuela de artes musicales, en la que se dan clases de piano, individualmente, al estudiante. O clases de canto, o de flauta, o de oboe, lo que fuera.
¿Una universidad como la UCR debería maximizar esos servicios que usted describe en vez de maximizar el número de estudiantes que tienen acceso a su educación?
-Es que nosotros no pensamos solo en cantidad, también en calidad. Y para abrir una carrera no pensamos en cuán rentable sea. Porque vea, entre los estudiantes más caros de la UCR están los de la Escuela de Música, por eso menciono ese ejemplo. Pero bueno, es que somos una full university, una universidad comprehensiva, por eso debemos dar carreras que resultan muy poco rentables. Pero la UCR nunca va a tomar la decisión de guiarse únicamente por la rentabilidad económica.
Con el presupuesto del FEES del 2010, excluyendo lo dirigido a investigación, usted paga un programa de bachillerato al costo promedio a los 74.000 estudiantes de universidades estatales en una universidad privada, y le sobran ₡20.000 millones. La UCR consume el 60% del FEES, aproximadamente.
-¿Cómo hizo ese cálculo? (ríe)
Usted toma todo el dinero del FEES y toma el valor promedio de una carrera en una universidad privada, que está en la tesis de doña Silvia Castro, ₡2.016.040, y le paga a los 74.000 estudiantes de universidades estatales un bachillerato en una universidad privada, y le sobran ₡20.000 millones.
-Es cierto que la UCR gasta mucho más que la universidades privadas, pero tenemos que hacer la acotación de que tampoco gana tanto como la universidades privadas, porque no cobra tanto de matrícula. Ahí hay una diferencia (ríe).
“Nuestras carreras son más caras, pero es porque nosotros no tenemos solo un enseñadero. Vuelvo a esa palabra, que, ciertamente es despectiva, pero con eso quiero decir que nosotros tenemos que ofrecer una estructura académica que va más allá del aula, el videobeam y la pizarra electrónica o la pantalla (ríe). Es decir, nosotros tenemos que ofrecer una cantidad de servicios de naturaleza académica, adicionales, sin los cuales la academia no puede llevarse a cabo.
“Yo hice estudios universitarios en la UCR, pero la mayor parte en Alemania, y en la universidad donde yo estudiaba, que es una de las más prestigiosas de Alemania, tenía una biblioteca con millones de títulos. Eso es lo que hace a una universidad, entre otras cosas. Tiene que ofrecerle a sus clientes, los estudiantes, las mejores condiciones para hacer su trabajo, que es estudiar, y en una universidad lidiamos con el conocimiento de la humanidad, que está en tantas fuentes de datos, que por eso tenemos que hacer una inversión tan significativa.