
Una línea de interconexión eléctrica recorre más de 1.700 kilómetros desde Guatemala hasta Panamá. Por ese mismo trecho, empresarios estadounidenses y organizaciones internacionales promueven la creación de un oleoducto que dote de gas natural a los países de Centroamérica. Una idea que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estudia desde 1998.
El gas vendría desde México, que serviría como una especie de intermediario entre Centroamérica y Estados Unidos. Este último país vive una revolución energética que ha dotado a los empresarios de grandes cantidades de petróleo. Tanta, que han debido cortar la producción a menos de la mitad, conforme el precio del barril disminuye. El interés de estos empresarios es exportar ese gas para poder volver a aumentar la producción, explica el analista internacional y exdirector de la oficina de Washington de la Cepal, Isaac Cohen.
El beneficio para Centroamérica sería el abaratamiento de la tarifa eléctrica. ¿Cómo funcionaría? Sobre este tema, Cohen habló con EF.
A continuación un extracto de la entrevista:
¿De qué se trata la revolución energética que está viviendo Estados Unidos?
Estados Unidos vuelve a ser uno de los mayores productores de petróleo del mundo. En el 2014 alcanza los nueve millones de barriles por primera vez desde que su producción comenzó a decaer en los 70. Hay varios factores que explican por qué. Las nuevas tecnologías para la fracturación del suelo, el precio del petróleo que, en los últimos cinco años antes de este, alcanzó los $100 el barril. Ese precio alto justificó la utilización de nuevas tecnologías.
El tercer factor son los empresarios porque en Estados Unidos la propiedad de lo que hay en el subsuelo le pertenece al dueño de la superficie y se ha puesto con las compañías extractoras.
Hay un cuarto factor y es el hecho de que el Gobierno apoyó toda la transformación. El Gobierno le dio apoyo tecnológico a los empresarios.
¿Cuándo empezó todo este proceso?
Yo le diría que alrededor de los años 50 o 60 empezó la investigación tecnológica. El Gobierno empezó a dar incentivos. En Estados Unidos, cualquier combustible transportado entre fronteras paga un impuesto y esa recaudación se invirtió en investigación.
Sin embargo, ¿a qué precio investiga e implementa Estados Unidos? La tecnología del fracking es muy controversial por su impacto ambiental
Los problemas ecológicos no se los voy a negar. Lo que sale con la fracturación es gas metano, uno de los más contaminantes que hay y que se va al ozono. Eso es muy contaminante. Si no se consume y se deja salir al aire sin quemar, es un costo ecológico muy grande.
También se le critica por el uso del agua. Esa agua va con químicos que ayudan a romper la roca. Hay peligro que esa agua se llegue a filtrar a los acuíferos y un buen día podemos terminar tomando agua que se usa para romper roca. Hay que encontrar manera de recuperar esa agua y recuperarla y limpiarla.
El otro problema ecológico grande que hay es que la ruptura de las rocas pueden llevar a mover placas tectónicas.
Usted está en Costa Rica para hablar sobre cómo podemos aprovecharnos de esa revolución energética, ¿en qué le beneficia a Centroamérica?
En Centroamérica tenemos un problema y es que se produce electricidad con petróleo que es más caro, más inestable, más sucio que el gas. Mi planteamiento, en vista de esta coyuntura, es que Centroamérica podría empezar a utilizar gas natural, que en este momento abunda en Estados Unidos. Lo que estoy proponiendo es que se importe ese gas.
El procedimiento más seguro y menos costoso para traerlo es construir un gasoducto.
Costa Rica tiene un caso aparte. La energía que produce es bastante limpia. ¿Cómo le beneficiaría a Costa Rica?
Le recomiendo que consiga el dato de cuánto petróleo consume Costa Rica para la generación de electricidad.
Menos del 5% este año porque las fuentes hidrológicas se han mantenido estables.
Ese es el problema, que se depende del petróleo cuando no llueve. El punto es que tenemos que empezar a usar gas porque la consecuencia básica de utilizar gas es bajar la cuenta de la luz.
Lamentablemente no hay capacidad instalada para utilizarlo en este momento.
Ya en Centroamérica existe una integración energética. ¿Es por medio de esa integración que se pretende organizar el gasoducto?
Tenemos una línea de interconexión eléctrica que va desde Guatemala hasta Panamá. Tiene más de 1700 kilómetros. Eso es el trazado ya del gasoducto. Ya tenemos la cultura de compartir electricidad y eso lo facilita todo.
¿México serviría como un intermediario?
La Cepal lo que dice es: en vista de que México está comprando gas en Estados Unidos porque el que produce en el sur les sale más caro, lo que debería hacer es vender el del sur en Centroamérica y traer el del norte para ellos.
¿De dónde saldría el presupuesto para invertir en el gasoducto en Centroamérica?
El ducto costaría, en dólares del 2014, alrededor de $1500 millones. No es barato, pero para darle una idea, la refinería de petróleo que quería construir Recope con ayuda de China tenía un valor de $1800 millones. Y esa era una refinería para un solo país. Ya los bancos internacionales han comenzado a mostrar interés y hasta los productores podrían hacerlo.
Ahora que el precio del barril ha disminuido tanto, hay menos interés de los empresarios de sacar el esquisto de sus tierras. ¿Cómo se garantizaría la producción de gas natural para abastecer a Centroamérica?
De hecho, lo que ha pasado en Estados Unidos es que se han bajado plataformas activas de explotación de petróleo y gas. En un momento había en Estados Unidos alrededor de 900 plantas explotando petróleo y gas. Se han reducido a la mitad porque lo que usted hace es que usted cierra el grifo. La producción responde al precio. Los empresarios no son tontos y esperan mejores tiempos.
¿Y qué pasará cuando le cierren el grifo a Centroamérica?
No, lo que pasa es esto: los empresarios en Estados Unidos están muy interesados en que haya más demanda y están interesados en exportar petróleo y gas. Una ventaja es que Estados Unidos solo puede vender petróleo y gas a los países que tienen tratados de libre comercio. Japón quiere comprar gas en Estados Unidos y no puede, por ejemplo.
¿Qué trabas políticas ve usted para traer gas a la región?
Que nos pongamos de acuerdo. Yo soy de los partidarios de la integración de Centroamérica porque veo que cuando se lo propone puede actuar en conjunto. Tres ejemplos: TLC con Estados Unidos, con la Unión Europea y la línea de integración eléctrica también.