Donald John Trump ganó la Presidencia de los Estados Unidos a su manera: con una campaña de impacto, una sobredosis de polémica y sorprendente efectividad.
La suya es una victoria que pone presión sobre la estrategia que Costa Rica ha tejido para integrarse en las cadenas mundiales de valor y sacar el mejor provecho posible de la globalización.
La conexión es clara. Trump ganó la Casa Blanca, en parte, prometiendo remediar las penurias de los estadounidenses golpeados por el éxodo de los puestos de trabajo, que durante décadas alimentaron la prosperidad en los poblados manufactureros.
Sus promesas de renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta), retirar a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) y de generar condiciones tributarias que favorezcan la repatriación de capitales de las transnacionales estadounidenses bien pueden haberle dado la victoria en Míchigan, Wisconsin y Pensilvania.
Su base de votantes de cuello azul en el rust belt despertó el 9 de noviembre esperanzada por el triunfo de quien se erigió como su defensor ante las injusticias de los acuerdos comerciales. Pero en Costa Rica, la importante masa de trabajadores de empresas de capital estadounidense despertó inquieta.
El sentimiento se extiende al sector exportador que tiene en Estados Unidos a su mercado por excelencia.
Las incógnitas medulares son si el presidente electo pasará de las encendidas palabras de campaña a los hechos desde la Oficina Oval. Y si lo hace, qué opciones tiene Costa Rica.
Hasta ahora las autoridades locales han adoptado una posición de espera y un discurso que resalta las fortalezas del país como destino de inversiones.
“Estamos ante un escenario inesperado. Aquí lo que se impone es la prudencia, un manejo muy conservador y de análisis más que cualquier interés sectorial”, declaró Alexander Mora, ministro de Comercio Exterior (Comex) a este semanario la mañana del 9 de noviembre.
Lo prometido
La denuncia de los acuerdos comerciales de EE. UU. fue una de las banderas que Trump enarboló en los concurridos mitines en Detroit tanto como las pequeñas reuniones en Iowa.
Su tesis es que a las autoridades estadounidenses les faltó pericia en la negociación. Accedieron a condiciones que perjudicaron directamente a los trabajadores de empresas estadounidenses, las cuales trasladaron sus operaciones a lugares con mano de obra menos costosa.
Estas mismas condiciones generosas habrían golpeado a la industria estadounidense que vendía en su mercado natal y que debió enfrentar la competencia de productores extranjeros.
Además de las renegociaciones de acuerdos comerciales, el presidente electo propone impulsar al aprobación de la End the Offshoing Act durante sus primeros 100 días de gobierno.
Esta legislación impondría tarifas a los bienes importados con el objetivo de desincentivar a las empresas estadounidenses que pretendan trasladar sus operaciones al exterior y enviar sus productos de regreso a Estados Unidos sin pagar aranceles. No hay detalles sobre el monto de estas tarifas.
Otro incentivo fiscal será la reducción del impuesto corporativo de un 35% a un 15% con la intención de que las grandes corporaciones estadounidenses repatrien sus capitales e inviertan en el país.
ImpactoPara Costa Rica, la posibilidad de que el próximo gobernante estadounidense cumpla sus promesas de campaña en materia de comercio y outsourcing es preocupante.
Pese a los esfuerzos por diversificar los mercados para las exportaciones nacionales, Estados Unidos representa un 40% del valor exportado. Menos que el 51,6% que concentraba en el 2000, pero todavía elevado.
Todavía más importante es el papel de la potencia del norte como origen de flujos de Inversión Extranjera Directa hacia Costa Rica.
De las 279 empresas que la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (Cinde) ha atraído a suelo nacional, 201 proceden de Estados Unidos. Esto es un 70% del total.
Las firmas norteamericanas son mayoría en todos los sectores como manufactura avanzada, ciencias de la vida, servicios y manufactura ligera.
En términos de empleo los números son igualmente altos.
De los 10 mayores empleadores privados del país, siete son operaciones de empresas estadounidenses, según un listado proporcionado por el Sistema de Recaudación Centralizada de la Caja Costarricense de Seguro Social el 7 de octubre del 2016.
Estas siete empresas –entre las cuales están Amazon, Hewlett-Packard, Del Monte, Standard Fruit Company y Sykes– juntas dan empleo a más de 52.000 costarricenses.
Al ampliar el rango de análisis de los datos del Sicere, se determina que de las 73 empresas con planillas superiores a los 1.000 colaboradores, 26 son de origen estadounidense. Estas generan más de 86.000 puestos de trabajo.
“Cinde continuará desarrollando su labor de promoción y atracción de inversiones... En esta labor de promoción hay estrategias dirigidas a la diversificación de origen de inversión”, aseguró Jorge Sequeira, director general de la Coalición, quien reconoció que los resultados de la elección en EE. UU. son un reto adicional al contexto de competitividad en materia de IED.
Además de diversificar mercados tanto en exportación como en atracción de IED, las autoridades podrían iniciar una actividad de cabildeo preventivo. “Eso es de ya, no dentro de algún tiempo”, aseveró Marco Vinicio Ruiz, exministro de Comercio Exterior.
Pesos y contrapesos
¿El discurso de Trump se convertirá en algo más que una efectiva munición electoral?
Las autoridades locales y varios expertos en comercio internacional apuestan a que el sistema de pesos y contrapesos atemperen las acciones del futuro presidente de Estados Unidos.
“Uno no puede asumir que todo lo dicho en una campaña (que fue muy polarizada) vaya a trasladarse necesariamente a las políticas públicas que la nueva administración adopte”, dijo Luis Guillermo Solís, presidente de Costa Rica a la prensa.
Varias de las acciones prometidas están efectivamente dentro de los poderes que tendrá Trump.
Una vez instalado en la Casa Blanca podría en su primer día de gobierno marcar a China como un manipulador monetario, así como renegociar o retirar a Estados Unidos del Nafta. Según los términos de ese acuerdo comercial, cualquier miembro se puede retirar seis meses después de notificar oficialmente a los demás.
También tendrá la capacidad de abortar el TPP simplemente archivándolo sin enviarlo al Capitolio para su ratificación.
Imponer tarifas a la importación de bienes de México (35%) y China (45%) y establecer sanciones comerciales sobre otras naciones, aunque estas las disputen en la Organización Mundial del Comercio o en las mismas cortes estadounidenses, está dentro de las facultades del cualquier mandatario estadounidense. Esto gracias a legislaciones comerciales aprobadas hace décadas, según un análisis de Gary Hufbauer, del Peterson Institute for International Economics.
Sí, Trump tendrá amplio margen de acción en el papel. En la práctica deberá enfrentarse a varias fuerzas importantes: el sector corporativo, los demócratas y miembros de su mismo partido.
Tal vez la más poderosa la representan las corporaciones estadounidenses que se verían afectadas. El gigante automotor General Motors y Coca-Cola están entre las firmas con procesos de producción en suelo azteca, por citar solo dos ejemplos.
Cuando el próximo líder de Estados Unidos deba acudir al Legislativo para aprobar iniciativas como la End the Offshoring Act deberá lidiar con la oposición de la bancada demócrata.
Sin bien los republicanos retuvieron el control de ambas cámaras, cuentan con solo 52 escaños en el Senado, donde hacen falta 60 para impedir previsibles vetos demócratas.
También podría enfrentar oposición dentro de su mismo partido, históricamente defensor del libre comercio.
Su compañero de fórmula, Mike Pence, votó a favor del Cafta y de acuerdos comerciales con Colombia, Corea del Sur, Panamá, Perú, Omán, Chile y Singapur durante su periodo en la Cámara de Representantes.
Trump mantiene relaciones tirantes con líderes republicanos tradicionales como el senador John McCain, de Arizona.
Durante su campaña se distanció del líder de la Cámara Baja Paul Ryan, a quien llamó débil e ineficiente después de que el congresista de Wisconsin dejara de hacer campaña a su favor.
En los días siguientes a su elección tanto el presidente electo como los líderes republicanos han bajado el tono a sus intercambios. Todavía es temprano para definir si los republicanos tradicionales funcionarán como un freno a las posiciones más radicales de Trump o si se plegarán a los ideales de este.
En el frente externo, las naciones afectadas difícilmente aceptarían los cambios sin tomar medidas propias.
Ante este muro de atenuantes, se debe tener en cuenta que el establishment republicano y el demócrata hasta el momento han sido incapaces de contener los bríos del presidente electo.
Colaboró con esta información el periodista Daniel Salazar.
Palabra de Trump
Este es el plan de siete puntos del presidente electo de Estados Unidos, Donal Trump, en materia comercial:
Retirar a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP).
Nombrar negociadores fuertes e inteligentes para luchar en beneficio de los trabajadores estadounideses.
Ordenar al secretario de Comercio que identifique cada violación de los acuerdos comerciales que cualquier país esté utilizando para perjudicar a sus trabajadores, y además dirigir a todas las agencias que utilicen todas las herramientas de la ley estadounidense e internacional para terminar con estos abusos.
Comunicar a los socios de Nafta que pretenden renegociar inmediatamente los términos del acuerdo para obtener un mejor trato para sus trabajadores. Si no acceden a una renegociación, les notificarán que Estados Unidos se retira del acuerdo.
Ordernar al secretario del Tesoro marcar a China como un manipulador de monedas.
Instruir al representante comercial de Estados Unidos para que presente casos contra China, tanto en este país como ante la Organización Mundial del Comercio. El comportamiento en subsidios de China está prohibida por los términos de ingreso a la OMC.
Utilizar todo poder presidencial legal –incluso aplicar tarifas– para remediar las disputas comerciales si China no cesa sus actividades ilegales, entre ellas el robo de secretos comerciales estadounidenses.
Fuente www.donaldjtrump.com/.