Han pasado once años desde que el último presidente socialcristiano abandonó Zapote.
En aquel entonces, el Partido Unidad Socialcristiana (PUSC) contaba con la fuerza de 19 diputados en el Congreso, 48 alcaldías y un apenas creciente movimiento nacional multipartidista.
Hoy, con un mermado apoyo polular (visible a partir de sus 8 diputados y 14 alcaldes), el PUSC alista a sus precandidatos para volver a buscar la Casa Presidencial sin acudir a Calderón Fournier para impulsar su campaña.
Su reconstruido concepto de “Unidad” pretende soldar una nueva base de simpatizantes en torno a dos figuras: Rafael Ángel Ortiz y Rodolfo Piza, que disputarán la principal candidatura del partido este domingo 4 de junio, en una convención para la que se imprimió un máximo de 300.000 papeletas.
Lo harán bajo un discurso afín, de poca oposición y enfrentamientos, ligados por un nada impopular rechazo a los impuestos.
Sin impuestosAl expresidente de la Asamblea Legislativa –Rafael Ángel Ortiz– y al excandidato presidencial –Rodolfo Piza– les une su afín agenda temática y sus extraoficiales tintes conservadores.
Ambos consideran el empleo como el principal reto del país, y creen que la educación y la infraestructura pueden ser buenas herramientas para llevar la tasa de desempleo al 6% (su meta para el 2022). Ambos creen en la simplificación de trámites para empujar el emprendedurismo.
Comparten también un rechazo a los impuestos que consideran coherente con su propósito de eliminar el déficit primario al cierre de su eventual administración.
Rafael Ángel Ortiz (que aún no publica un plan de gobierno) dice que no descarta que acudirá a los impuestos, pero promete verlos como su última opción para resolver el problema del déficit fiscal.
“Si de antemano pensamos que vamos a poner impuestos, nadie va a hacer esfuerzos para resolver otras cosas. Terminarán diciendo: ‘vamos a hacer el intento de recaudar mejor y resolver gastos, pero –de por sí– como vamos a aumentar impuestos...’. Eso no funcionaría así ”, dice.
Piza es más tajante en su rechazo a tributos. Según el precandidato, los recortes al aumento presupuestario y las mejoras a la recaudación serán suficientes para resolver el reto de un déficit fiscal, que cerraría en un 6,1% del PIB para el 2017.
“Estoy en contra de un paquete tributario (...) No niego la posibilidad de discutir reformas puntuales (pasar de Ventas al Valor Agregado, por ejemplo), pero sin subir la carga tributaria”, añade.
Estandarte: empleo
Los precandidatos piensan que el principal problema del país es el desempleo.
Con una tasa de desempleo estancada en un promedio de 9,5% en los dos últimos años y una informalidad de 43,2%, Ortiz y Piza prometen aumentar la candidad de ocupados del país, potenciando el emprendedurismo y el clima de confianza para la instalación de las nuevas empresas.
Lo primero, creen, es apoyar a la población laboral con baja formación académica y abrir nuevas opciones de formación.
No les hace falta razón: según el Estado de la Nación , al 2015 solo un 46,4% de la población entre 25 a 39 años había logrado terminar el colegio.
Allí, por ejemplo, creen que eliminar los requisitos del bachillerato para algunos cursos en el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), y abrir otras opciones de capacitación puede ser clave.
Asesores y colaboradores
A ambos candidatos se les consultó quiénes eran sus principales asesores económicos.
Piza descartó compartir nombres, pero su plan de gobierno nombra a figuras como el expresidente del Banco Central Jorge Guardia, el exdireector general de Tributación, Gonzalo Fajardo o el abogado Walter Niehaus, entre otros.
Ortiz repitió nombres que también brindaron asesoría a Piza (Jorge Polinaris o Jorge Guardia) pero también afirmó aconsejarse de un amplio número de jóvenes economistas.