
Los "Abenomics" debían constituir la receta milagro contra la deflación, pero dos años después de su espectacular lanzamiento por el primer ministro japonés Shinzo Abe, la recesión vuelve a Japón.
¿Qué quiere decir esta expresión, cuáles fueron las virtudes y los puntos débiles de esta política económica?
¿Qué son los "Abenomics"?
La expresión es tomada del apellido del primer ministro, y designa la combinación de tres "flechas" que supuestamente debían otorgar a la tercera economía mundial un sólido crecimiento.
- Presupuestaria: se trata de alentar la actividad mediante masivos planes de apoyo a la economía, a diferencia de la austeridad reinante en el resto del mundo. Bajo la égida de Abe, el estado japonés ha gastado unos 100.000 millones de euros ($125.000 millones) y esa suma puede aumentar.
- Monetaria: el Banco de Japón (BoJ) reformó en abril de 2013 su política monetaria para alcanzar un objetivo de inflación del 2% en un plazo de dos años, mediante una técnica de "expansión cuantitativa", es decir un aumento de la oferta de dinero a través de compra de activos, lo que estimula la inversión y el consumo de las familias.
- Reformadora: varios cambios estructurales están en marcha para transformar el sistema y elevar el "potencial de crecimiento" de Japón. Abe prometió bajar el impuestos a las sociedades, liberalizar el mercado de la electricidad o modernizar el sector agrícola. También estimuló el trabajo de las mujeres, ante la declinante mano de obra en el país.
¿Cuáles son sus virtudes?
Según Ivan Tselishev, profesor de economía de la Universidad de Nigata, este voluntarismo provocó inicialmente un choque psicológico positivo, después de años de inestabilidad política, deflación y freno económico.
"(Abe) consiguió estimular la confianza de los inversores, de los productores y de los consumidores a través de las dos primeras flechas", afirma.
Otra consecuencia indirecta de los "Abenomics", es que el yen se depreció fuertemente ante el dólar y el euro, para gran satisfacción de las empresas exportadoras niponas, que con ello ganaron competitividad.
¿Y sus puntos débiles?
Pero "la subida de beneficios (de las empresas) no estimula la demanda salvo si genera más inversiones y un aumento de salarios", según analistas de Capital Economics.
Y, en efecto, el impacto ha sido mínimo ya que las compañías, poco audaces, prefirieron ahorrar que invertir.
Además, las modestas subidas salariales --en un país donde los sindicatos son poco vindicativos-- fueron borradas por la inflación, amplificada con una fuerte subida del IVA en abril.
Esta decisión, muy controvertida, frenó el consumo y provocó una fuerte caída del PIB (-1,9% en el segundo trimestre, -0,4% en el tercero).
Como otros economistas, Tselishev opina que era errado asociar presión fiscal (subida del IVA) y estímulo de la demanda, ya que sus efectos son contradictorios.
A todo ello se ha sumado la reciente debilidad de las exportaciones "debido a una coyuntura internacional difícil y una deslocalización de la producción", analiza Harumi Taguchi, del gabinete IHS.