"Cada vez que la historia se repite, el precio de la lección aumenta"
Anónimo
Un video de un grupo de estudiantes de la Escuela de Comunicación de la UCR, quienes se autodenominan "Nuestro nombre es Costa Rica", se ha vuelto viral en estos soñolientos días de fin de año. La grabación, que hace múltiples referencias al programa de gobierno del Frente Amplio*, es una denuncia al modelo de desarrollo por el que ha optado Costa Rica en los últimos 30 años. El problema con el video es que no solo constituye una crítica al continuismo de la clase gobernante, la cual comparto, sino que también representa un manifiesto ideológico a favor de regresar al pasado, al modelo de Estado Paternalista y Empresario de hace tres décadas. Y para ello, cae en un revisionismo histórico bárbaro.
Siempre llama poderosamente la atención cómo la izquierda en sus videos, documentales, y demás añoranzas del pasado, omite de manera olímpica referirse a la administración Carazo Odio (1978-1982). Alguien podría pensar que eso tiene que ver con el hecho de que estos videos son hechos por muchachos de 24 o 25 años que nos están tratando de explicar lo bien que estaba el país hace 30 años. Pero eso sería injusto: yo tenía 2 años cuando Rodrigo Carazo salió del poder y no tengo memoria de esa negra etapa de la historia nacional. La realidad es que no hace falta haber vivido o recordar esa época para repasar el descalabro económico que vivió el país.
Cuando Rodrigo Carazo llega a Zapote en 1978 el Estado Empresario y Benefactor por el que suspira la muchachada progresista del FA y el PAC se encontraba en su pleno apogeo. Había tantas instituciones estatales como posibles combinaciones de siglas del abecedario. Además, a través de la Corporación Costarricense de Desarrollo, S.A. (Codesa), el Estado se había metido a decenas de aventuras empresariales: producía algodón, azúcar, aluminio, cemento, chocolate, fertilizantes, enlataba atún, pescaba camarones, manejaba aerolíneas, practicaba minería, fletaba botes, manejaba ferrys y un largo etcétera. Todo con la eficiencia con que se manejan los puertos de Japdeva y con la la honradez con la que se construyó la trocha fronteriza. Muchas de estas empresas dejaban enormes pérdidas y durante este tiempo se fabricaron muchas fortunas de políticos y allegados haciendo negocios con el Estado.
El Estado Empresario era una manifestación del modelo de sustitución de importaciones al que Costa Rica le había apostado desde los años sesenta. "¿Para qué importar lo que podemos producir en nuestro propio país?", decía la lógica del momento? Los altos aranceles a los bienes finales manufacturados forzaban a que el país produjera mayormente para consumo propio y de nuestros vecinos centroamericanos. Las principales exportaciones (y casi que las únicas) eran café y banano. El país estaba relativamente bien. La pobreza en 1980 era de un 30% (nótese que ahora es 20% y nos parece, y es, inaceptable) y contábamos con uno de los niveles de desigualdad más bajos de América Latina. Era el nirvana al que hace referencia el video: un país igualitario y agrícola donde la gente vivía bien de su empleo público o de su finquita. Sin embargo el modelo era insostenible: para 1980 el gasto público total alcanzaba el 54% del PIB.
Para finales de los setenta la condiciones externas se deterioraron rápidamente: debido a repetidos conflictos en Medio Oriente el precio del petróleo se disparó a niveles históricos mientras que el precio del puñado de productos que exportábamos cayó. La inversión extranjera se secó. Como consecuecia, el déficit de cuenta corriente se disparó en 1980 al 12,6% del PIB. El gobierno de Carazo tuvo que que recurrir cada vez más al enduedamiento externo para mantener el bote a flote, en particular el tipo de cambio que en ese momento estaba fijo en ¢8,60 el dólar. Para peores, a finales de los setenta la Reserva Federal decide aumentar las tasas de interés para combatir la alta inflación en EE.UU. Como consecuencia, el costo del endeudamiento externo se disparó y el gobierno se vió obligado a pedirle ayuda el Fondo Monetario Internacional. Sin embargo, en cierto momento el FMI le pidió reformas a Carazo: deshágase de las ineficientes y onerosas empresas estatales, sóquese la faja con el gasto y nosotros le continuamos prestando. Carazo se rehusó, habló de tener "dignidad" y expulsó al FMI del país.
Las consecuencias fueron inmediatas: Carazo recurrió a la maquinita del Banco Central para continuar financiando su abotagado Estado Paternalista Empresario. La inflación empezó a subir descontroladamente: 18% en 1980, 37% en 1981 y 90% en 1982. La economía se contrajo un 10% en tan solo dos años. La pobreza se disparó al 54% de la población (ver gráfico adjunto). Como ha reseñado el economista Juan Manuel Villasuso, " En 1980 el costo de la 'canasta básica alimentaria' requería aproximadamente el 60% del salario promedio. Para 1982 dicha proporción subió al 86%, quedando apenas un 14% para cubrir otros gastos". Fue entonces cuando aparecieron los estancos del CNP, donde decenas de miles de costarricenses tenían que hacer fila por horas para comprar raciones de arroz, frijoles y manteca. El país experimentaba su peor crisis económica en décadas.
Una consecuencia de más largo plazo que aún continuamos pagando es que a raíz de la crisis la deserción escolar aumentó drásticamente entre 1980 y 1985, especialmente en secundaria, ya que las familias mandaban a sus hijos a trabajar. La cobertura de secundaria no se recuperó hasta 1999, lo que explica que hay toda una generación perdida de costarricenses con baja escolaridad, con su respectivo impacto en sus posibilidades de trabajo e ingresos a futuro. Esta es una de las grandes causas, aunadas al sistema económico mercantilista que tenemos, del por qué no se ha logrado reducir la pobreza en las últimas dos décadas y del por qué ha sido tan difícil combatir la desigualdad.
Nada de eso nos dice el nostálgico video de "Nuestro nombre es Costa Rica". Para ellos el país era un paraíso hace 30 años cuando unos desalmados neoliberales empezaron a desarmar los ladrillos de la Costa Rica solidaria. No mencionan cómo el modelo al que quieren que el país regrese implosionó. Algunos dirán que la causa fue externa: el precio del petróleo se fue a las nubes, las tasas de interés también subieron. Sin embargo si repasamos la historia reciente, veremos cómo en el 2008 el crudo alcanzó un precio en términos reales superior al del pico de 1979. Más aún, eso ocurrió en el contexto de la peor crisis económica mundial desde la Gran Depresión. ¿Colapsó la economía costarricense? No; sí se contrajo y sí hubo un aumento de la pobreza, pero no a los niveles del Carazazo. ¿La razón? Porque nuestra economía es ahora mucho más diversificada y fuerte. El país nunca vivirá en una burbuja aislada de los vaivenes de la economía mundial. El modelo de Estado que añora la izquierda probó ser inviable ante circunstancias externas que escapan de nuestro control. Su agotamiento provocó una crisis que sumergió a cientos de miles de personas en la pobreza.
Todo esto no quiere decir que el actual modelo de desarrollo es óptimo. Como he escrito con anterioridad, el sistema económico que caracteriza al país desde mediados de los ochenta es altamente mercantilista y eso, junto con la "generación perdida" en materia educativa, explica en gran parte por qué la pobreza no baja del 20% desde 1994 y por qué la desigualdad va en aumento en la última década. Yo también quiero un cambio. Yo también estoy harto de la corrupción del PLN. Pero ese cambio no consiste en regresar al pasado y a un modelo de desarrollo que fracasó. Para eso, como decía don Rodolfo Cerdas, cuenten sinmigo.
* Las referencias al programa de gobierno del Frente Amplio son múltiples. No solo el video empieza hablando sobre cómo los problemas del país empezaron hace 30 años, al igual que lo hace el plan del FA en sus primeras páginas, sino que hay alusiones más explícitas. Por ejemplo, el video lamenta que Costa Rica "no puede producir lo que se come" (ver pág 64 del plan de gobierno), pero "riega campos de golf con el agua de sus cantones" (pág 49). También se habla de que "llenaron nuestro campo de pesticidas" (pág 52), "playas de portones cerrados" (pág 12), el cierre del tren (pág 32), "los que quieren privatizar el agua" (pág 48) y "destruir el salario mínimo" (pág 6). Por si quedaba alguna duda, hace amplia alusión al "Memorandum del Miedo", con el cual el Frente Amplio ha querido sacudirse de cualquier crítica que se le hace a sus nefastas políticas económicas.