Apretar la boca, aguantar el aire, fruncir el ceño, sacar la lengua. Nada de eso le ayudará a levantar más peso ni a tener más aire. Lo que sí le serviría para lograr esos objetivos es respirar mejor.
Y es que, aunque respiramos de forma involuntaria cada día, cuando nos ejercitamos nos concentramos tanto en el esfuerzo que estamos haciendo, que nos olvidamos de algo tan básico y necesario como inhalar el oxígeno que nuestros músculos están requiriendo para el trabajo que los estamos poniendo a hacer.
Y la falta de aire puede ocasionar desde fatiga muscular hasta mareos y otras complicaciones.
¿Y cómo es que es?
Si está trabajando con pesas, la regla es que debe botar el aire cuando realiza el mayor esfuerzo del ejercicio.
Por ejemplo, si está haciendo flexiones de codo para trabajar bíceps, deberá tomar aire mientras las pesas están abajo y botarlo mientras la sube en dirección al pecho.
Si está realizando un ejercicio aeróbico, como correr, lo mejor será empatar su respiración con sus pasos. Por ejemplo, tomar aire cada dos pasos y botarlo cada dos.
Para quienes caminar mientras masca chicle es un arte de severa dificultad, solo lograr ese empate será un reto considerable; pero para los que ya dominan eso y son más fiebres de la perfección, la técnica debe ir un poco más allá.
Se dice que tendemos a usar apenas un tercio de la capacidad de nuestros pulmones o incluso, menos. Así que para mejorar la oxigenación, lo mejor será inhalar más profundamente, no solo hinchando el pecho, sino también el diafragma. Algunos entrenadores recomiendan hacerlo por la nariz y por la boca, siempre que no sea en clima frío.
La exhalación se debe hacer por la boca, como soplando fuerte, para botar la mayor cantidad de dióxido de carbono posible.
Claro, respirar poco o a destiempo siempre será mucho mejor que no respirar del todo, así que si se le empieza a complicar la dinámica, nada más deje de pensar en la técnica y respire.
“Quiero más aire”
Ahora, si lo que quiere es más aire, no solo debe respirar más profundamente, sino también involucrar al corazón en la tarea.
Cuando uno hace ejercicios que lo llevan a altas frecuencias cardiacas, es cuando se empieza a mejorar la capacidad cardiorespiratoria más eficazmente porque el corazón debe trabajar a un 70% o un 80% de su capacidad con el fin de poder bombear la sangre requerida con el oxígeno que están demandando las fibras musculares.
Así que si ese es su objetivo, deberá ejercitarse en esas zonas de entrenamiento, haciendo, por ejemplo, entrenamientos por intervalos de intensidad.
Eso sí, cuando llegue a la zona 3 y sienta que el pecho le arde y que el corazón se le va a salir por la boca, por favor, no deje de respirar.