Yo hago ejercicio todos los días. Y cuando digo “todos”, quiero decir TODOS (domingos y feriados incluidos).
Las veces que le he dicho esto a alguien, usualmente, después de arrugar la cara, me dice “yo no tengo esa disciplina”. Es cierto: la constancia es una de las claves de un entrenamiento efectivo; pero no es la única.
Ponerse las tenis cada mañana, o cada noche después del trabajo, no solo requiere disciplina, sino también entusiasmo. Es muy difícil comprometerse con hacer una actividad de forma regular si uno la detesta.
Así que inauguro este blog con mi primer consejo: si está decidido a empezar a hacer ejercicio, empiece haciendo algo que realmente le guste.
Los beneficios que esto le traerá a nivel físico y emocional quizás lo convenzan de incorporar otras actividades similares que le aumenten esa sensación de bienestar.
¿No me cree? Haga la prueba y me cuenta.